Me fuí de Alemania, Bad Urach a Zurich, me llevaron Amparo y Hans a la estación, y nos pusimos de acuerdo en que yo les llamaría, en cuanto comprara mi boleto de regreso, para avidarles de mi regreso y la hora de llegada. Llegué a Zurich en la tarde, la estación era grande y tenía muchas tiendas, llegué a una a comprar un llavero para Lolo, y un dulce de Garfield para Martha Elena, que le encantan los gatos, el señor de la tienda fué tan amable conmigo, era un viejito muy simpático, que en cuanto le dije que era de México, se emocionó mucho y me dijo: "¡MÉSSICO!", y hasta me acompañó para decirme dónde tenía que tomar el metro.
Fuí a buscar información de un hotel, pero como ya andaba "recortada", y tenía que ser previsora, y los hoteles costaban muy caros (para mi presupuesto), me fuí a un albergue juvenil, lo bueno fué que ya le sabía a los albergues, gracias a Angelines, pues por ella supe de los albergues en Paris.
Me fuí a recorrer el centro, y aproveché para ir a comer a Mc.Donald´s, y para aumentar mi colección de mantelitos de papel de Mc.Donalds de diferentes países, (que aún conservo), me fuí al segundo piso, estaba bonito, y pedí lo mismo de siempre, Hamburguesa, refresco, papas y ¡pay de manzana!. De ahí fuí a ver tiendas, pero en realidad yo quería ver relojes de cu-cú, para comprar uno para mi tía Tere, que me encargó, sólo que yo entendí mal, pues era un reloj normal lo que ella quería, y yo le compré un cu-cú. Después de ver tiendas, le pregunté a varias personas, cómo hacer para conseguir el boleto para el metro, que por cierto era algo diferente de los otros, pues éste era más bien por rieles en la calle, y muy delgadito, y algunos pintados sicodélicos, bueno, por fin un muchacho acomedido, me dijo cómo comprar el boleto, y era por una maquinita como computarizada, claro que sabiéndole no tiene ciencia, pero yo que a cada paso, me encontraba con cada cosa nueva y moderna, lo bueno era que no me "achicopalaba", y no me daba pena preguntar en inglés. Ya en el metro, una señora muy amable, (aunque con aspecto de miedo), me dijo donde me tenía que bajar para ir al albergue, todavía, tuve que caminar y preguntar a un señor de una casa, pero también fué muy amable, me dió las señas del albergue.
Llegué por fin, y ya era de noche, eran casi las 8:30pm, y resulta que me registré y me dieron mi credencial, y luego que llegan 2 chamaquitos, y ¡pobrecitos!, ¡ya no alcanzaron lugar!, ¡el mío era el último!,¡por tercera vez tuve la grandísima suerte, gracias a Dios, de alcanzar lugar de pura chiripa!, si me hubiera quedado sin lugar, yo creo ya de todas formas de ahí no me hubiera movido, pues habría sido peligroso. Me subí al cuarto que era con 2 literas, o sea para 4 personas, así que no eran muchas; las ventanas daban a la calle y como era temprano, me puse a ver un rato, pero no pasaban casi ni coches, ni gente. Me quedé un poco intranquila, pues dejé mi maleta lila en el locker, que estaba afuera del cuarto, y tenía un anuncio de que tuvieran cuidado, de que estuviera bien cerrado, porque había robos, y éso fué suficiente para mi, para dormir intranquila, y me la pasé soñando que me habrían el locker, y me robaban, y que me despertaba, e iba a buscar mi maleta y ya no había nada, y era de esos sueños que parecen reales..., y luego te despiertas espantado, y no sabes que pasó; hasta me dormí vestida, y mi sudadera de Italia se me hizo toda fea, afelpada (con bolitas). A las muchachas del cuarto, las sentí cuando llegaron, pero ni les ví la cara, y al día siguiente que me levanté, ellas ya se habían levantado, y en el baño había tantas niñas que ni supe quienes eran. El baño, tenía los lavabos en medio en forma circular, se veía chistoso. Me fuí temprano, a las 9 am que tenía que dejar la habitación, porque se vencía, y me cobraban otro día más.
Me fuí caminando para conocer, sólo iba preguntando por dónde había un centro comercial. En el camino al centro, ví un anuncio de los dulces "Ferrero Rocher", que me regalaron Amparo y Hans, y le tomé una foto,( ahora esos dulces, ya los venden aquí también). Bueno, como no había desayunado todavía, y ya eran casi las 11 de la mañana, o más, yo ya me moría de hambre, así que busqué un restaurant, encontré uno agradable, desayuné un chocolate bien rico, con panecitos, uno de los cuales estaba en papel celofán, lo guardé, y llegando a León me lo comí viendo la tele; desde que lo guardé pensé, que para eso sería, y así fué. Cuando terminé de desayunar, le pregunté a la mesera dónde había un centro comercial, y me indicó muy amablemente. Seguí caminando y caminando, y observando por supuesto, y yo encantada, encontré por fin lo que quería, e inmediatamente me puse a hacer las compras necesarias, ¡ah!, pero antes, fuí a buscar un teléfono, para avisar a Amparo y Hans, que llegaría en la tarde, un relajo para hacer la llamada, pues a cada paso, me encontraba con procedimientos "muy modernos". Ya en la tienda, compré los balones para Jorge y Joaquín, estában muy bonitos, y el muchacho, encargado del departamento de deportes, buscó en el balón el escudo de "Holland", y muy orgulloso, me dijo, que él era de ese País. Había patines hermosos, así como zapatos suecos, ésa es una de las cosas, que me arrepiento no haber comprado, ni un par de zapatos, y con lo que me encantan.
Seguí en busca de relojes, compré uno para mí de cu-cú, y el de mi Tía, en otra tienda en el centro; algo extraño que pasó, fué que en el rato que anduve por el centro, 2 tiendas a las que yo había ido, estaban después con un cristal roto, señal de que les habían querido robar.
En el centro comercial, compré también el casette de la música de allá. Saliendo del centro comercial, ya me quedaba muy poco dinero en realidad, así que comí un pretzel ¡gigante!, para aplacar a "Lalo"-"mbris", y con un refresco de naranja, que yo me acuerdo era un Orange Crush, hubiera querido comer mejor..., pero no se podía....$$$
Me fuí a la estación, pero resultó que mi tren no salía a las 4:33, sino que salía a las 6:30, eso me hizo enojar, ¡cómo era posible, que me hubieran dado mal el horario un día antes!, hasta guardé el papel, donde me lo apuntaron, para enseñárselos de prueba, a Amparo y Hans: no me quedaba de otra que irme a esa hora, era la más cercana a Stuttgart; en lo que esperaba, se me acercó un muchacho, que para variar quería platicar, me invitaba a comer, pero obviamente le dije que "no, muchas gracias", me platicó que se llamaba Christopher, y yo pensaba que era Italiano, y le pregunté por qué trabajaba en Suiza, si el era Italiano, y me contestó que era Griego, y la situación en su país estaba muy mal, y por éso tenía que trabajar en Suiza, ahí ganaba un poco más; me dijo que el tren no haría 2 horas, como me habían dicho, sino 3, y yo no le quise creer, ¡y resultó que era cierto!, pues llegué a las 9 pm., y no a las 6 pm, como yo les había dicho; se esperó a que me subiera al tren y me despidió, definitivamente, es mejor que haya alguien para despedir, si no, sería triste.
En fin, cuando llegué, Amparo y Hans, pacientemente me esperaron ¡3 horas!, que pena me dió, pero ellos no estaban molestos, les expliqué toda la confución, y me preguntaron si tenía hambre y les dije...¡siiiiii!, creo que ésa es una de las comidas, que más he disfrutado en mi vida. Aunque andaba yo hecha una facha, me tomaron una foto, la cual no puede mentir: ¡hasta me tomé una cerveza!, fuímos a un restaurant de comida Alemana, ( en Stuttgart), muy rico todo, pero yo tenía una "sed bárbara", que al final pedí un jugo de naranja. Nos fuímos a la casa, y ¡a dormir como un bendito!
Aunque no me la creas, lo lei tocho morocho.., aijo'e-su !!!!
ResponderEliminargracias!!!, la verdad me da mucha emocíón poder compartir con alguien "mis peripecias", claro que ahora pienso "y cómo me animé a andar por allá, pero cuando uno es joven es más "temerario"
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