Al día siguiente, me llevaron a conocer el Palacio de un Duque de verdad, pero el Palacio no se ve por dentro, sino sólo los jardínes, pues es a lo que el Duque se dedica como hobby, el Palacio está en medio de un lago llamado Bodensen, y tuvimos que atravesarlo en un ferri, para poder ir; hay flores de todas; hay el jardín Mexicano, obviamente con nopales etc. y hay también la planta del "viejito" que parecen canas. Recorrimos lo más que pudimos de jardínes estaban HERMOSOS, las rosas, el pavorreal, tantos tipos de flores, yo me la pasé quitándome y poniéndome el sweater, a veces me daba frío, y a veces un calor. Fuimos a ver la Iglesia del Palacio, y un Museo chico, donde había una exposición de pinturas, con incrustaciones de telas, y también, una exposición de vestidos bordados únicos en el mundo. Fué realmente hermoso, haber conocido esos bellos jardínes.
Fuímos a comer a Stuttgart, otra vez al restaurante de la riquísima carne,con banderita, de ahí nos regresamos a la casa.
Cuando era entre semana, los acompañaba a su oficina de Bienes Raíces, apenas la estaban arreglando y les quedaba muy bonita la decoración. A veces nos poníamos a platicar Amparo y yo, ya fuera en la oficina ó en la casa. Otro fin de semana me llevaron a ver otro Palacio más, era el de las 400 habitaciones, y nos explicó una muchacha de melenita lacia, de color castaño verdoso, ojos verdes y facciones finitas. Nos enseñó sólo una parte del Palacio correspondiente a 100 habitaciones, obviamente no las vimos todas, pero lo que vimos fué muy interesante: salones grandes con pinturas, ¡ah!, éste Palacio perteneció a un Duque cuyo hobby era precisamente construír Palacios, había la sala de la Duquesa, con bordados sobre tela azul y ella misma los hizo, aunque era Duquesa, era bastante hacendocita, tenía el Palacio, una intercomunicación mediante el jalado de alambres, a los que se les tiraba y sonaba una campanita, éso lo usaban para llamar a los criados. El Palacio, también tenía pasajes secretos, y calefacción, que eran como unas estufas grandes. Fuera del Palacio, en los jardínes, había una exposición, una especie de feria, y celebraban el día de "La Luz", y había velas alrededor de los jardínes, como ése día yo no llevé mi cámara, Hans nos tomó fotos, y una de ellas en un laguito, por ahí andaba una señora, y Hans le gritaba: "¡Cúchala!", palabra que me escuchó decir y se le grabó, pero obviamente, y gracias a Dios, la señora no entendía, a Amparo y a mí nos daba risa, pero también pena. Después, Amparo nos tomó fotos en una bajadita de zacate, donde me daba un miedo de que me fuera a resvalar con el zacate, y mejor me bajé sentada.
Otro día, fuimos también a Munich o Munchen, como dicen ellos, ahí tampoco llevé mi cámara, y lo peor, que Hans tampoco. Salimos temprano, para aprovechar todo el día, vimos el Estadio Olímpico, fuimos al centro, y me llamó la atención, que había mucha gente rodeando a alguien que hablaba fuerte; pensé que era un vendedor, y le dije sorprendida a Amparo: ¡Mira, aquí también hay "merolícos"!, y ella también lo pensó así, y nos acercamos a "curiosear"-por no dejar-, y ¡Era una guía de turistas!, que estaba explicando la historia de ése edificio. ¡que tal!. De ahí me llevaron a una original Taberna Alemana,¡ Y era tal y como me las imaginaba!, con muchos tarros decorando el lugar, con mucha madera y ventanas. Yo por supuesto pedí una cerveza, y como siempre, me la daban en vaso grande ( y no en lata ), pedí limón, y le puse el limón y sal; Hans estaba que no la creía, me decía que por qué "hechaba a perder " la cerveza, y Amparo riendo, le explicó que nosotros en México así lo acostumbrábamos, y él decía que eso para él, era como si le pusieran limón al vino; a Hans, no le gustó la comida de ése restaurant .
Luego en la tarde, fuímos al Museo de Ciencia de Munich, sólo alcanzamos a ver una cuarta parte, pero fué muy divertido e ilustrativo, entre las cosas que vimos, fué una reproducción en relieve, de un procesador de aguas negras a agua limpía purificada, se veía desde donde salía el agua de el baño...y la cocina, hasta los diferentes pasos a seguir. También vimos un faro, ( de los que alumbran los Puertos ). Un tren que abarcaba un cuarto, era un trenecito eléctrico; había unas escaleras por si la gente quería sentarse a verlo, lo bonito del tren, es que era un ejemplo de la seguridad con semáforos, había también a la entrada del Museo, ( en el patio ), un avión que despega como helicóptero, o sea de forma vertical, hay muy pocos de ésos en la actualidad, porque salen muy caros, ( recuerden que ésto lo escribí en el 91, en nuestros días, ya debe ser muy diferente), pasamos también a la sección de los autos antigüos, ahí, ése era el "mero mole" de Hans, que le apacionan los carros, y más si son Mercedes Benz, y ahí estaba ni más ni menos que todas las clases, desde el más antigüo al más moderno; la mayoría antigüos, también había de Ford, ahí se tomó algunas fotos que luego me enviaron. Habían también, unas locomotoras originales muy bonitas. A Amparo y a mí, nos llamó la atención, que andaba un grupo de Españoles, que hablaban vaciadísimo, y como ella, no oye a nadie que hable español, al oír a tantos se le hizo gracioso. Saliendo teníamos mucha sed, y Hans iba a comprar refrescos y se estacionó en lugar prohibido, y casi lo infraccionan, pero él fué muy diplomático, y es raro ver a tránsitos allá, pero aparte de ser muy educados, son muy guapos.
Otro día, de los que me quedaban en Alemania, me llevaron en la tarde, al Balneario de Bad Urach, definitivamente uno de los mejores días de mi vida, otro sueño hecho realidad, pues, desde que estaba en Secundaria, y veía los recortes de la revista Alemana, con que tenía forrados mis libros, yo me enamoré de la alberca techada y con olas, y éste balneario al que fuí, ( yo sola, pues ellos iban a trabajar ), (pero igual lo disfruté ), era realmente escepcional, tenía una fuente donde uno se metía, pero a mí me daban ansias, la alberca con olas, bien emocionante pero el agua fría, así que opté por irme a la alberca termal, riquísima, como para no salirse nunca, o volver una y otra vez, a veces me salía y me recostaba en un camastro, y casi me quedaba dormida de lo rico que estaba. El tiempo se me fué volando, y me salí a vestirme, pues me iban a recoger como a las 8 de la noche; en lo que los estaba esperando, se me acercó un señor, y para variar hablándome en inglés, y le llamó la atención mi morral, que decía "España" "Madrid", y me preguntó si era de ahí, y pues ya le dije que no, que era de México y resultó que los 2 hablábamos español, fué un gusto el que le dió, pues él si era Español, y lástima que no me acuerdo ya de su nombre, pero lo que no se me va a olvidar, es que éra una persona amable y simpática, estaba enfermo de sus piernas, seguimos la conversación, pero desafortunadamente no fué mucho, pues llegaron por mí Amparo y Hans, los dos con una gran sonrisa de ver que, " Gina estaba nuevamente platicando con alguien ", nos despedimos del señor Español, y les platiqué que me divertí muchísimo, y que me encantó.
Otro día en Alemania, fuimos para que me presentaran a la Mamá de Hans, una señora muy guapa, con porte y muy arreglada, fuímos a comer los 4, a un restaurante muy bonito con rombitos, flores y color rosa, tooodo lo que a mí me gusta, la comida deliciosa, una tarde muy amena. En la noche, conocí también a Daniela, la hermana de Hans, muy bonita y simpática, jugamos a " Los hombres no lloran ", un juego de mesa súper divertido, ahora me doy de topes, por no haber comprado uno, pero ya casi no traía dinero, y ya traía mucho cargamento. Daniela y yo nos caímos bien, y nos hacíamos bromas, como que yo en mi casa en México, tenía "2 Mercedes", y ella creía que," 2 coches Mercedes", después le aclaré, que era una broma, pues los "2 Mercedes, eran, mi Mamá y mi hermana, que se llamaban Mercedes". Yo le tomaba fotos sorpresa, y me decía: " Ni se las vayas a enseñar a nadie, se van a asustar porque estoy muy fea", y por supuesto era todo lo contrario, todos ellos eran muy bien parecidos. A veces por las noches, Amparo, Hans y yo, jugábamos al mismo juego de mesa, y si él me ganaba, yo le decía, quiero la revancha y te aseguro que mañana te gano, y al día siguiente estaba sorprendido, pues de veras le gané, alguna otra vez veíamos la tele, pero realmente poco, Hans me gravó mi casette de Música Alemana, por decir aquí la "ranchera", y me advirtió que a él ése tipo de música no le gustaba, PARA NADA, ( Así lo decía, pues yo le pegué decir eso, y también, VERY WELL CON PAPAS y CÚCHALA ), pues dice que ésa música, la oyen las señoras, cuando hacen el aseo de sus casas; a mí me llamó la atención por lo diferente.
Otro día, fuímos al centro de Stuttgart por la noche, a dar una vuelta, y a ver los aparadores, cosas muy bonitas.
Ya casi para regresarme, Hans me llevó a Stuttgart, al aeropuerto, a ver si me podían cambiar el boleto de avión, para salir desde Alemania, en lugar de Inglaterra, pero dijeron que no se podía, y pues ya ni modo, ya con que me lo valieran, era lo que me importaba. Ahí mismo, me llevó a ver unos aviones que tienen en un museo, y de pasada, vimos el despegue de dos aviones.
Quiero añadir, que un día pasamos por el pueblo Kloster, donde los monjes tienen" Su receta ", de su cerveza, o algo así.
Y pues, llegó el día de la despedida, me llevaron a la estación, yo iba contenta y triste a la vez, ellos se portaron tan bien conmigo, me hicieron sentir tan bien, a la vez me daba miedo, pues el itinerario iba a ser, (y fue en realidad ), toooda una Odisea, desde que fuimos a que Hans comprara los boletos del barco-avión, de Ostende ( Bélgica ), a Dover ( Inglaterra ), él mismo dijo, que hasta para él, fué difícil arreglar eso, y que comprendía a los turistas, bueno, nos despedimos, me subí al tren, y para variar, comenzó la plática con la Sra. que iba de compañera, y ellos nuevamente se sonrieron, como diciendo: ¡ Qué novedad !, y la señora se portó realmente muy amable, fué mi guía, cuando vió que yo me iba a dormir me dijo: ( En
un inglés, que a veces me era difícil entender, pues ella era Alemana, y no dominaba el inglés )" No te duermas por favor"," te perderías de un paisaje especial", y pues sí seguí el consejo, y no me arrepentí, pues el tren se fué por toda La Rivera del Rhin, y veíamos desde castillos, hasta cruceros de turistas, algunos de esos castillos son hoteles, otros están en ruinas, tuve que cambiar de tren, y yo tenía un espanto de que me fuera a equivocar, (pues no podía darme ése lujo ), o de que me fueran a robar alguna maleta, no sé cómo le hacía para cargar tantas cosas, después de que me despedí de la Sra., y me ayudó a tomar el otro tren, ya en ese tren platiqué con una pareja, él se parecía como a Enrrique Guzmán, y me dijeron que iban a ir a Venecia, y yo ingenuamente, ( pues ya mero ), les dije que si iban al Hotel Espagna, me saludaran a Mirco. Llegamos a Ostende, y me subí al barco-avión, para ir a Londres, yo seguía nerviosa, pues mis cosas las acomodaron hasta atrás, y yo creía que ya me las habían robado. La verdad, esas experiencias son las que uno quisiera que no se volvieran a repetir. Llegamos a Inglaterra, por fin, y la historia, ( casi pesadilla, de Londres ), continúa... ¡ en Londres !
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