domingo, 10 de mayo de 2015

Madre sólo hay una


     Hablar de nuestra Madre podría convertirse en una charla eterna, y más si ya no tenemos la suerte o bendición de tenerla aún con vida, pero los pensamientos acerca de ella siempre estarán rondando y rondando por el resto de nuestra vida.

     Un hijo no siempre "necesitará" de su Madre..., pero una Madre siempre necesitará de su hijo. Así como al final de la película "La Nana Mágica", ella les dice a los niños. "Cuando no me quieran, pero me necesiten..., me tendré que quedar; cuando me quieran, y ya no me necesiten..., me tendré que ir...

     A veces los hijos se comportan como huérfanos voluntarios, siguen su vida como si ella nunca hubiera existido, pero pedirle a una Madre que "sea egoísta" y no le importe, es como pedirle al sol que no brille.

     Yo pensaba que ser Madre era caminar por un campo florido, pero en realidad me he dado cuenta de que es como andar sigilosamente por un campo minado. El que aún no tenga hijos y piense que es cosa fácil..., ¡mejor que desista!, pues no lo es, a veces pregunto a los solteros: ¿quieres conservar la paz en tu vida?..., si la respuesta es sí..., entonces no tengas hijos.

     Tener un hijo es como beber una poción con la leyenda: "bébase en caso de valentía extrema". Una de las peores tristezas por las que pueda pasar una Madre es la de no ser querida, valorada y apreciada por un hijo.

     Si, las Madres somos muy fuertes, pero también muy sensibles, y aún más si se trata de esas fibras delicadas llamadas hijos.

     Pasamos por la vida por una larguísima lista de acontecimientos de los cuales la gran mayoría olvidaremos, pero a una Madre nunca se le olvida, siempre recordaremos su voz, su andar, su risa y su mirada..., la cual al ver a un hijo es equivalente a ver una Obra de Arte, y si es así, entonces todas las Madres somos Artistas.

     El amor de una Madre es atemporal, por eso para ella sus hijos siempre serán "su bebé", pues lo conocieron siendo bebé, y para esa Madre ahora es un bebé que camina, come solo, se baña solo, con una manera de pensar propia, pero aún así, sigue y seguirá siendo "su bebé".

     Lo único que no tiene caducidad en ésta vida..., es el amor de una Madre. Hoy me pregunto: ¿cómo sabía tanto mi Mamá, si apenas fué a unos cuantos años de Primaria?..., y la respuesta es que ella aprendió en la "Escuela de la Vida".

     La fórmula que describe perfectamente a una Madre es: Hijos = Dínamo. Definitivamente el amor a un hijo es lo que mueve a una Madre para poder sobrellevar las adversidades de la vida, y ella muchas veces callará ese dolor, y lo maquillará con cara de tranquilidad y sosiego.

     El único amor incondicional es el de una Madre, y en su rostro podemos ver la verdadera cara del amor.

     A veces me pregunto cuando tengo un problema: ¿qué me diría mi Mamá?..., pienso en ella..., y me imagino lo que muy probablemente sería su respuesta. Yo creo que las Madres jamás deberían morir, pues siempre nos hacen falta, pero aún después de muertas, sin duda, nos siguen cuidando. Pero necesitamos ver la noche para apreciar el día, pasar por la tempestad para valorar la calma, tener enfermedad para apreciar la salud, y así es como tenemos que sufrir la ausencia de nuestra Madre para valorar su antigüa presencia.

     El amor a primera vista..., si existe, al menos es lo que yo experimenté al ver a mis hijos por primera vez en el ultrasonido y al nacer.

     Para una Madre, la melodía más dulce, es la voz y la risa de sus hijos. En alguna ocasión platicando con Pigus, me comentó que "Fulanita" estaba por "aliviarse", a mí no me gustaba que se usara ese término para una embarazada, pues yo le decía: "no es una enfermedad", ahora pienso que tenía razón..., es una enfermedad llamada AMOR..., y nunca se cura...


     Algún día le dije a mi Mamá: " si yo me enterara que soy adoptada..., lo cual ya sé que no es así, aunque conociera a mi "verdadera Madre", no la iba a querer como te quiero a tí", y ella me contestó tiernamente: "tienes razón, pues la verdadera Madre no es la que engendra, sino la que cría".

     En la que sería mi "última Ramirada" en compañía de mi Mamá, lo cual yo ni remotamente habría sospechado, al terminar la Misa, fuímos como cada año a pedir prestado el baño al Asilo de Ancianos que está al lado del Templo, y le dije a mi Mamá con sentimiento y algunas lágrimas en mis ojos: "Amá, (como la llamaba cariñosamente), yo nunca te dejaría en algún Asilo para Ancianos", y ella con voz llena de ternura me contestó: "Gracias".

     Las Madres tenemos diferentes maneras de enseñar y educar a nuestros hijos, a mí me gusta darles ejemplos que de repente se me ocurren. Un día pensé en una Madre que iba con sus hijos en un bote, a veces con remos y otra sin remos, lo cual significaba para mí la diferencia de ir a la deriva o llegar a Puerto. Los remos son las herramientas que queremos dar a nuestros hijos, para que se defiendan en el mar de circunstancias que les esperan durante su vida, y la falta de herramientas es como ir sin remos hacia la deriva.

     Otro ejemplo en el que pensé, fué cuando recordé las 3 veces que se me ha caído la lamparita de pared sobre mi cabeza, mientras estoy dormida y me ha dado sendos sustos, y aunque está chiquita sí duele el golpe, pues un día no muy lejano a ésta fecha, Cosette se quedó a dormir en mi cuarto y yo en el de ella, a la mañana siguiente, veo que la lamparita la había quitado Cosette para conectar su celular y pensé: "qué bueno que la quitó", así no habría ocasión de que se le pudiera caer durante la noche, golpearla y asustarla, y pensé que una Madre quisiera que nunca un hijo pasara por lo malo que ella pasó, y me dí cuenta de que ellos mismos tienen que darse sus "propios golpes", pues no siempre estaré ahí para "detener la lamparita"...

     Hoy sé que la vida no es una Sinfonía contínua..., pero hoy puedo decir con certeza total, que mis hijos son el verdadero amor de mi vida.

     Y aunque el título sea: "Madre sólo hay una", hoy puedo decir que he sido afortunada, pues fuí bendecida no una, sino dos veces, al tener a mi Madre y a mi Segunda Madre.

     Ayer mi Madre me dió la vida..., y hoy, yo le doy vida a ella....





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