sábado, 30 de mayo de 2015

El Día más Felíz


     Todos hemos sido educados para ser felices, hacemos de todo, hasta lo indecible para lograr ese "punto culminante" en nuestra vida, en que podamos decir: "soy felíz", pero..., ¿y luego qué pasa?, ¡claro!, lo de siempre, lo importante no es "llegar" sino mantenerse, y precisamente el "mantenerse en estado felíz" es sinplemente una quimera, pues nuestra vida generalmente resultará siendo una constante Montaña Rusa, en la que a veces quisiéramos  ni siquiera haber sido parte de los pasajeros, o bajarnos de ella cuando va en pleno recorrido; y así es como se nos va la vida entre subi-bajas y vaivenes interminables, y sí, ¡eso es la vida!

     Si tuviéramos que medir nuestra felicidad en números del 1 al 10, seguramente habremos pasado por días de 10, y hasta con mención honorífica, otros serán regularsones, y otros más, definitivamente con calificación reprobatoria.

     Pero como mi Mamá decía: "Cada cabeza es un mundo", en "mi mundo" decidí, desde hace muchos, muchos años, que para mí el "Día más Felíz"..., es en el que no pasa nada...


viernes, 22 de mayo de 2015

Anecdotario de hermanos..., de Drácula.


     Cada familia tiene sus propias anécdotas, las cuales iran formando parte de su historia, algunas se platicarán durante la comida, otras en las fiestas, o en alguna charla amena en donde la memoria se nos refresque, y quizas esbozaremos una pícara sonrisa; como mi Mamá decía: "Quien solo se ríe..., de sus maldades se acuerda...", algunas probablemente se vayan borrando con el paso de los años, otras se irán afianzando, y otras seguramente formarán parte del patrimonio cultural de la familia.

     Las anécdotas familiares nos transportan al pasado, y es como si le robáramos algunos instantes a los que nos negamos rotundamente a que el tiempo se las lleve al olvido. Y precisamente, para que eso no pase, más vale hechar mano de la escritura, quien se encargará de guardar amorosamente todo ese prisma de tonalidades, de sentimientos graciosos, agradables, solemnes etc.

     Viajeros con destino al pasado..., ¡tomen sus asientos!

     Era la época del Kinder de uno de mis hermanos, al llegar de la escuela le dice a mi Mamá muy emocionado: "¡Mamá, gané una carrera!". Mi Mamá lo felicita y le pregunta: "¿Y en qué lugar llegaste?", el dice muy contento: "¡en segundo lugar!", y mi Mamá le pregunta finalmente: "¿Y cuántos eran los que iban en la carrera?", y él le contesta felíz: "¡dos!".

     En aquellos tiempos en que no había laptos, smartphones, ni tantos chunches sofisticados, a mi hermano  menor y a mí, en lo que a veces nos gustaba entretenernos, era sacar del refrigerador el molde de aluminio para hacer hielitos, y pegar la lengüa en el fierro.

     Cuando íbamos al rancho, nos gustaba buscar las clásicas piedras planas, para arrojarlas fuerte dentro del estanque, y que rebotaran en el agua.

     En una ocasión en que mi Mamá tuvo que hacer una denuncia telefónica a la Policía, no quiso dar su nombre, y lo primero que se le ocurrió cuando se lo preguntaron fué decir: "Martha Sánchez"; a mí me causó gracia, pues mi Mamá no sabía que era el nombre de una artista muy famosa en España, México y otros muchos países.

     Otro de los pasatiempos que teníamos mi hermano menor y yo, cuando teníamos como 8 años, era lavar todas  nuestras monedas, los aquellos tan famosos "cinquitos", con limón y tierra blanca, y vaya que quedaban relucientes.

     Una tarde, mientras comíamos en casa de mi Mamá, estaba de visita mi sobrina Marián, todos estábamos entre comiendo y charlando, cuando Marián que tenía 3 años aprox. le dice a Pigus: "Tía Pigus, te quielo", y todos exclamamos enternecidos:"Ahhhhh", pero Marián volvía y volvía a insistir: "Tía Pigus, te quielo", y Pigus le dice:"Gracias", pero Marián aclaró: "Te quielo..., (y señalando con su dedito), ¡en mi tacita!". Lo que ella en realidad quería, era que Pigus le sirviera té...

     Una de las fotografías más célebres de la familia, es donde mi hermano mayor, cuando tenía unos 6 meses aprox. de edad, posa felíz con una mosca en la cabeza, esa fué una mosca que pasó a la posteridad con gran fama.

     A mi hermano menor y a mi, nos gustaba jugar debajo de la mesa de la plancha, y curiosamente yo me quedé con esa mesa, la cual también mis hijos la usaron para jugar debajo de ella cuando también eran unos chiquitines.

     Cuando mi hermano Gerardo estaba en el Kinder, era muy pero muy travieso, en esa époica mi Mamá los tenía en el Transporte Escolar, una tarde en que ya era el regreso a casa el jalaba las trenzas de las niñas que iban en el asiento delante de él, y la monjita al ver que de nada servía llamarle la atención, muy molesta le dice al chofer: "Aquí baje a éste niño, que no quiere obedecer", y Gerardo le contesta sin temor alguno: haciendo una señal de cuernos con la mano: me bajas..., ¡ churrangas marrangas!

     Cuando pasaban aquellas tardes entre tranquilas y aburridas, cuando Ricardo y yo teníamos como 8 años, nos gustaba sentarnos en la entrada de la casa a esperar a que pasara "el Compadre del Burrito"

     Al tener que cuidar mi Mamá a 8 almas, y la mayoría de ellas inquietas y traviesas, era de esperarse que no quisiera sufrir de los famosos "regaderos", así que decidió guardar todos los juguetes en un solo cuarto y tenerlos bajo llave, ¡ah!, pero como la astucia infantil no tiene límites, a Ricardo y a mí cada vez que nos asomábamos por la ventana, y veíamos todos esos juguetes, era como ver el paraíso prohibído, ¡pero con lo que mi Mamá no contaba, era que la ventana era de rejillas de vidrio, que se podían desensamblar, y así nosotros cuidadosamente fuimos quitando una..., otra..., y otra, hasta que pudimos pasar y hacer la gran travesura de sacar todos los juguetes al patio del techo del comedor, esa fué una de las mejores sensaciones, pero el gusto nos duró poco..., mi Mamá subió, vió el tiradero, y así nos fué..., ¡voy por la palita!

     Como buenos niños, Ricardo y yo éramos "malos para comer", y claro que hacíamos algunas trampas; en una ocasión se nos ocurrió comer sólo el "juguito de la carne", la masticábamos hasta que quedaba una masa seca y la tirábamos por debajo de la mesa del comedor, mi Mamá creía que ya nos la habíamos acabado, pero cuando se dió cuenta de que toda estaba tirada en el suelo nos dió nuestra buena tunda. (Lástima que no teníamos un perrito, pues así seguramente sí habría funcionado...)

     Gerardo fué realmente el más travieso de todos, un día mi Mamá me platicó sus travesuras que en su momento no le causaron ninguna gracia, pero ella me las platicaba con grandes sonrisas y carcajadas. Una de ellas fué cuando Gerardo tenía como unos 6 años, y mi Mamá ya estaba tan fastidiada de sus tantas travesuras, que lo amarró a una de las macetas grandes del patio, creyendo que con eso él se calmaría, pero resultó contraproducente, pues él se movió tanto, que la maceta se cayó y se rompió, mi Mamá me dijo: ¡Que bueno que no se le cayó encima!, ese día también me platicó de la vez que Gerardo, también siendo muy chico, tiró toda la bolsa del jabón en polvo por el water del baño y se hizo una súper espuma.

     Cuando Ricardo y yo teníamos como 7 años, nos gustaba recostarnos en el piso del patio para  observar las nubes y sus formas, era tan divertido, pues creo que es una linda forma de alimentar la creatividad.

     Cuando aún estábamos todos en casa de mi Mamá, era muy divertido, pues a algunos de nosotros nos gustaba "cantar bajo la regadera", y un día que iba yo pasando por el baño verde (que después sería el amarillo), estaba uno de mis hermanos muy contento cantando una y otra vez la canción de Vicente Fernández: "La misma", yo me divertía al escuchar su tan "variado repertorio"..., pues la repetía una y otra vez...

     A Ricardo y a mí de chiquitos nos encantaba jugar con los "cochinitos", que eran unos insectos que sacábamos de la tierra de la jardinera del patio, al tocarlos se hacían "bolita" y nosotros los usábamos como si fueran pequeñas pelotas y los hacíamos rodar. También nos gustaba jugar con las lombrices de tierra, las cortábamos para ver cómo se seguían moviendo. A los mayates los amarrábamos de un hilo para hacerlos "volar" como si fueran avioncitos o papalotes.

     En la familia siempre tuvimos la curiosa costumbre de "nombrar" a los carros, pero el más famoso de todos creo que fué "El Philcado", un volkswagen verde botella que tenía en la parte del techo una calcomanía grande de "Philco". Cuando mi Papá lo vendió, cada vez que lo veíamos otra vez decíamos emocionadísimos: ¡ahí va el "Philcado"!, como si se tratara de alguien de la familia...

     No me cabe la menor duda que todos ya traemos nuestro oficio futuro, marcado desde nuestra infancia, y así pasó con Ricardo, cuando estaba chico como de 12 años, un día me encontré mi muñeca que "hablaba y caminaba" toda "despanzurrada", pues le había hecho una "operación" para ver "cómo funcionaba", también había desarmado su reloj de Mickey Mouse, para ver el mecanismo; y esas cosas que parecieron grandes travesuras,  eran en realidad la base de una Carrera muy prometedora para el futuro. Yo jugaba a hacer "pasteles de lodo", y hoy soy la pastelera "Gina Cake".

     Cuando éramos chicos a Ricardo y a mí nos gustaba cuando íbamos en coche con mi Mamá o con quien fuéramos, para pasar por la calle Chiapas para ver "la casa de los venaditos", era una casa donde había como 3 ó 4 venados, hoy no creo que sería posible que a alguien se le pueda permitir tener animalitos así en su casa.

     De chicos a todos nos gustaba practicar algún deporte, así que algunas tardes en el patio jugábamos en equipos de 2 contra 2 de Volleyball, mi Mamá pasaba miuchos malos ratos, (y con toda razón), pues nosotros ganábamos, pero sus plantas siempre "salían perdiendo".

          Como éramos tantos y si alguien ya no cabía en el coche, le decíamos:"te vas a tener que ir de Manola", como en España se acostumbraba a ir sobre el cofre del coche con vestido de Sevillana, claro que era sólo una broma, pues nos teníamos que "hacer chiquitos", para caber todos.

     Hoy cada uno ha tomado su camino, ahora cada quién irá formando sus propios anecdotarios familiares, pero el tiempo en que vivíamos todos juntos, fué sin duda alguna, de los mejores tiempos de mi vida.

domingo, 10 de mayo de 2015

Madre sólo hay una


     Hablar de nuestra Madre podría convertirse en una charla eterna, y más si ya no tenemos la suerte o bendición de tenerla aún con vida, pero los pensamientos acerca de ella siempre estarán rondando y rondando por el resto de nuestra vida.

     Un hijo no siempre "necesitará" de su Madre..., pero una Madre siempre necesitará de su hijo. Así como al final de la película "La Nana Mágica", ella les dice a los niños. "Cuando no me quieran, pero me necesiten..., me tendré que quedar; cuando me quieran, y ya no me necesiten..., me tendré que ir...

     A veces los hijos se comportan como huérfanos voluntarios, siguen su vida como si ella nunca hubiera existido, pero pedirle a una Madre que "sea egoísta" y no le importe, es como pedirle al sol que no brille.

     Yo pensaba que ser Madre era caminar por un campo florido, pero en realidad me he dado cuenta de que es como andar sigilosamente por un campo minado. El que aún no tenga hijos y piense que es cosa fácil..., ¡mejor que desista!, pues no lo es, a veces pregunto a los solteros: ¿quieres conservar la paz en tu vida?..., si la respuesta es sí..., entonces no tengas hijos.

     Tener un hijo es como beber una poción con la leyenda: "bébase en caso de valentía extrema". Una de las peores tristezas por las que pueda pasar una Madre es la de no ser querida, valorada y apreciada por un hijo.

     Si, las Madres somos muy fuertes, pero también muy sensibles, y aún más si se trata de esas fibras delicadas llamadas hijos.

     Pasamos por la vida por una larguísima lista de acontecimientos de los cuales la gran mayoría olvidaremos, pero a una Madre nunca se le olvida, siempre recordaremos su voz, su andar, su risa y su mirada..., la cual al ver a un hijo es equivalente a ver una Obra de Arte, y si es así, entonces todas las Madres somos Artistas.

     El amor de una Madre es atemporal, por eso para ella sus hijos siempre serán "su bebé", pues lo conocieron siendo bebé, y para esa Madre ahora es un bebé que camina, come solo, se baña solo, con una manera de pensar propia, pero aún así, sigue y seguirá siendo "su bebé".

     Lo único que no tiene caducidad en ésta vida..., es el amor de una Madre. Hoy me pregunto: ¿cómo sabía tanto mi Mamá, si apenas fué a unos cuantos años de Primaria?..., y la respuesta es que ella aprendió en la "Escuela de la Vida".

     La fórmula que describe perfectamente a una Madre es: Hijos = Dínamo. Definitivamente el amor a un hijo es lo que mueve a una Madre para poder sobrellevar las adversidades de la vida, y ella muchas veces callará ese dolor, y lo maquillará con cara de tranquilidad y sosiego.

     El único amor incondicional es el de una Madre, y en su rostro podemos ver la verdadera cara del amor.

     A veces me pregunto cuando tengo un problema: ¿qué me diría mi Mamá?..., pienso en ella..., y me imagino lo que muy probablemente sería su respuesta. Yo creo que las Madres jamás deberían morir, pues siempre nos hacen falta, pero aún después de muertas, sin duda, nos siguen cuidando. Pero necesitamos ver la noche para apreciar el día, pasar por la tempestad para valorar la calma, tener enfermedad para apreciar la salud, y así es como tenemos que sufrir la ausencia de nuestra Madre para valorar su antigüa presencia.

     El amor a primera vista..., si existe, al menos es lo que yo experimenté al ver a mis hijos por primera vez en el ultrasonido y al nacer.

     Para una Madre, la melodía más dulce, es la voz y la risa de sus hijos. En alguna ocasión platicando con Pigus, me comentó que "Fulanita" estaba por "aliviarse", a mí no me gustaba que se usara ese término para una embarazada, pues yo le decía: "no es una enfermedad", ahora pienso que tenía razón..., es una enfermedad llamada AMOR..., y nunca se cura...


     Algún día le dije a mi Mamá: " si yo me enterara que soy adoptada..., lo cual ya sé que no es así, aunque conociera a mi "verdadera Madre", no la iba a querer como te quiero a tí", y ella me contestó tiernamente: "tienes razón, pues la verdadera Madre no es la que engendra, sino la que cría".

     En la que sería mi "última Ramirada" en compañía de mi Mamá, lo cual yo ni remotamente habría sospechado, al terminar la Misa, fuímos como cada año a pedir prestado el baño al Asilo de Ancianos que está al lado del Templo, y le dije a mi Mamá con sentimiento y algunas lágrimas en mis ojos: "Amá, (como la llamaba cariñosamente), yo nunca te dejaría en algún Asilo para Ancianos", y ella con voz llena de ternura me contestó: "Gracias".

     Las Madres tenemos diferentes maneras de enseñar y educar a nuestros hijos, a mí me gusta darles ejemplos que de repente se me ocurren. Un día pensé en una Madre que iba con sus hijos en un bote, a veces con remos y otra sin remos, lo cual significaba para mí la diferencia de ir a la deriva o llegar a Puerto. Los remos son las herramientas que queremos dar a nuestros hijos, para que se defiendan en el mar de circunstancias que les esperan durante su vida, y la falta de herramientas es como ir sin remos hacia la deriva.

     Otro ejemplo en el que pensé, fué cuando recordé las 3 veces que se me ha caído la lamparita de pared sobre mi cabeza, mientras estoy dormida y me ha dado sendos sustos, y aunque está chiquita sí duele el golpe, pues un día no muy lejano a ésta fecha, Cosette se quedó a dormir en mi cuarto y yo en el de ella, a la mañana siguiente, veo que la lamparita la había quitado Cosette para conectar su celular y pensé: "qué bueno que la quitó", así no habría ocasión de que se le pudiera caer durante la noche, golpearla y asustarla, y pensé que una Madre quisiera que nunca un hijo pasara por lo malo que ella pasó, y me dí cuenta de que ellos mismos tienen que darse sus "propios golpes", pues no siempre estaré ahí para "detener la lamparita"...

     Hoy sé que la vida no es una Sinfonía contínua..., pero hoy puedo decir con certeza total, que mis hijos son el verdadero amor de mi vida.

     Y aunque el título sea: "Madre sólo hay una", hoy puedo decir que he sido afortunada, pues fuí bendecida no una, sino dos veces, al tener a mi Madre y a mi Segunda Madre.

     Ayer mi Madre me dió la vida..., y hoy, yo le doy vida a ella....





viernes, 1 de mayo de 2015

Ensayo sobre un lápiz


     En una ocasión, tuve una plática con un maestro y le comenté que tengo una teoría sobre lo que se puede escribir sobre un objeto simple, algo común, y pensé en un lápiz, mi plática continuó con la idea de que si a un grupo de alumnos se les dejara de improviso escribir un ensayo sobre un "lápiz", sería muy probable que encontráramos una amplia gama de posibilidades entre el que escriba algo como: " Un lápiz sirve para escribir, tiene una goma para borrar, está hecho de madera y grafito", y esa sería una descripción muy corta, algunos darían una descripción más amplia, tal vez sobre la variedad de colores, diseños, distintos tipos de grosor del grafito, sus usos en diferentes ambitos populares, profesionales etc., pero no encontraríamos jamás 2 escritos exáctamente idénticos.

     Mi teoría es que sobre cualquier objeto, por insignificante que nos pueda parecer, se podría escribir hasta un libro.

     Particularmente en mi vida, creo que el lápiz ha sido uno de mis mejores amigos, pues desde mis primeros garabatos, mis primeras tareas del Kinder, con las cásicas "bolitas y rayitas", mis primeras operaciones matemáticas, que tienen que ser con lápiz..., pero luego me hago la pregunta..., ¿Y de dónde obtuve el gusto por escribir y escribir?, creo que fué a causa de todos mis maestros "dictadores", lo cual nunca me molestó, sino todo lo contrario, entre más escribiera..., ¡ por mí mejor!

                                                        Anecdotario de Lápices

                                                         "El lápiz empapelado"

     Cuando estaba en Segundo de Primaria, llevé un lápiz nuevo al que la goma le quedaba floja, pues era de "quita y pon", así que para que no se cayera tan fácilmente, le había puesto un relleno de papel de baño color verde, no sé en qué momento una compañera decidió "tomar pestado" mi lápiz a escondidas..., y cuando me dí cuenta que traía mi lápiz, se lo pedí amablemente, y ella se negó a devolvérmelo y afirmaba que era de ella, y que ella misma lo había comprado el día anterior, yo era la clásica "tímida y callada", pero me armé de valor, y hablé con la maestra, y le expliqué lo que pasaba, y que para probar que era mío, viera que tenia un pedacito de papel de baño de color verde, para afianzar la goma. Afortunadamente la maestra me escuchó y le dijo que le permitiera ver el lápiz, al tenerlo la maestra le preguntó: ¿Qué es lo que tiene tu lápiz dentro de la goma?, y ella no supo decir nada..., así quedó comprobado que yo era la verdadera dueña del lápiz.

                                                                  "El lápiz de los permisos"

     Cuando fuí maestra, traté de ser comprensiva cuando "la naturaleza llamaba a mis alumnos...", bueno para ser claros..., tenían que hacer pipí, así que les daba permiso, pero de repente alguno no volvía, o se iba uno, luego otro..., luego otro..., hasta que pensé en buscar una solución, y al siguiente día les dije: "Quiero presentarles a éste lápiz que "hace magia", y ellos me preguntaron: ¿Cómo que magia, maestra?, sí, les contesté, pues el que tenga éste lápiz tendrá el "Poder", y me volvieron a preguntar: ¿Cuál "Poder" maestra?, les dije: el "poder" de "ir al baño"; obviamente el lápiz no era "común y corriente", sino de un modelo que yo sabía que no podrían falsificar fácilmente, el experimento fué todo un éxito, pues el que pedía el "lápiz de los permisos", sabía que no tenía que tardar, pues si alguien más quería ir al baño, no podría ir si no estaba de regreso..., ese llegó a ser un lápiz muy famoso..., y muy deseado...


                                                               "El Regalo de los 52's"

     Al cumplir 52 años, y por ser un año "muy especial" para mí, hice una pequeña fiesta en la que pedí a mis amigos me dieran un regalo poco común..., "un lápiz", pues al empezar| a escribir éste blog, estaría utilizando contínuamente un lápiz tras otro, y para no perder la "hilación" de la escritura, pensé que tener varios me ayudaría, y así fué, tuve una gran, gran dotación de lápices, con los que aparte de escribir cuando tengo el deseo o la necesidad de hacerlo, recuerdo a quienes me los regalaron.

                                                                 "Chiste sobre un lápiz"

        Estaba un carpintero, muy preocupado porque se había cortado accidentalmente una oreja, la buscaban y la buscaban él y sus compañeros de trabajo, hasta que uno de ellos gritó con júbilo: ¡Aquí está tu oreja compañero!, pero el carpintero le contestó muy desanimado: "Esa no es mi oreja..., la mía tenía un lápiz..."

                                                                 "La lección del lápiz"

                                            Lápiz perdido = no lápiz
                                            No lápiz = no apuntes
                                            No apuntes = no estudio
                                            No estudio = fracaso
                                            Fracaso = no graduación
                                            No graduación = no trabajo
                                            No trabajo = no dinero
                                            No dinero = no comida
                                            No comida = flaco
                                            Flaco = feo
                                            Feo = no amor
                                            No amor = no matrimonio
                                            No matrimonio = no hijos
                                            No hijos = solo
                                            Solo = depresión
                                            Depresión = enfermedad
                                            Enfermedad = muerte.

                                             Lección: NO PIERDAS TU LÁPIZ..., MORIRÁS...

     Si todo ésto lo escribí sobre un simple lápiz..., que no se podrá escribir sobre tantos temas apasionantes de ésta vida..., y el Universo Infinito...