Pasó un mes exactamente, era ya 24 de enero del 2010, y como era domingo, pensamos en salir a pasear los 3, me metí al baño y antes de entrar a la regadera me dí cuenta que tenía una bola grande y muy dura en el seno izquierdo, me envolví inmediatamente en la toalla y salí como despavorida a decirles a Dany y a Cosette: ¡Qué creen!, tengo una bolota en el seno, en ése momento lo primero que pensé fué: "seguramente debe ser una bola de grasa, y todo lo que comí en Navidad y Año Nuevo entre tamales, dulces y chocolates, se me fué ahí". Sí me preocupé, pero traté de mantener la calma, y nos fuímos a comer como ya lo teníamos planeado, pero en mi mente me daba vueltas la idea: ¿Qué será?, ¿Pór qué?, y llegué a la conclusión de que seguramente sería algo como lo de 1991, "fibroadenomas", que no eran más que bolitas de grasa.
Al llegar a la casa pensé: "Haré lo que siempre hago en éstos casos, si dura más de tres días, ya me preocuparé..."
Pasaron los tres días y todo seguía igual, entonces recordé un remedio casero del que me había platicado mi Tía Tere, y era "empaparme", y así decidí andar "empapada" por varios días, ¿y qué era andar empapada?, era cortar rodajas de papa y ponerlas en "la parte afectada", entonces tenía que traer dentro del brasier las rodajas de papa, sí, era algo incómodo, y aún recuerdo el viernes que fuí a vender mis galletas como siempre al Tec. , andaba con la idea de que eso me ayudaría, a nadie le comenté lo que me pasaba, pues me daba algo de pena tener que platicar la "situación extraña" en la que andaba.
Llegó el miércoles y todo seguía igual..., y decidí hablar a mi hermano Gerardo para comentarle lo que me pasaba, el me dijo que no me preocupara, y que iríamos con el Dr. Abraham. Al llegar con el Dr. me revisó e inmediatamente me mandó a hacer un estudio de ultrasonido al Hospital Moderno, y así lo hicimos, y al día siguiente fuímos Gerardo, Dany, Cosette y yo. Me hizo el Dr. el estudio y yo tenía la sensación de que él estaba como jugando un video juego, pues se oían ruidos parecidos, y él marcaba y marcaba en la pantalla, de allí me dijo que pasara a su oficina, y me comunicó lo que nadie quisiera nunca escuchar en su vida: "Podríamos estar hablando de un posible cáncer...", al entrar a mi cerebro esa palabra pérfida, la sentí como si rebotara una y otra vez como pelota de Ping-Pong..., , comencé a llorar, y fué justo en ése momento en que el calvario empezaría, como una bola de nieve que al caer se hace más y más grande.
Claro que queríamos otra opinión..., así que me llevó también al Hospital Aranda, y ahí empecé a sentirme como "carne de presa", pues era como una lucha de doctores para "quedarse con ése caso", que obviamente les daría una jugosa ganancia, mientras 2 doctores me revisaban, entre ellos ya "hacían su plan" de cómo sería todo, quién me operaría etc., y uno de ellos me dijo: le voy a hacer en éste momento la biopsia y "no se la voy a cobrar", pero mañana me traerá un pastel de chocolate..., y yo pensé: "¡Este hombre no se dá cuenta de que en éste momento qué ánimo voy a tener para ponerme a preparar un pastel...!", nos fuímos y duré mes y medio llorando, despertaba y lloraba..., iba a dormir y seguía llorando..., y desde ése día hasta mis sueños eran ya relacionados con el tema.
Al día siguiente llamé a Lola mi amiga, que había pasado ya por un cáncer de mama, y me recomendó que fuera con el Dr. Saldívar, quien fué el que la atendió a ella, así lo hicimos, y mis hermanos Gerardo y Francisca me llevaron con él al día siguiente al Hospital Angeles, llegamos y pasamos los 3 para hablar con él, mientras él me "explicaba", lo que era el cáncer de mama y su tratamiento, mi hermana le decía una y otra vez: "Estoy esperando la llamada de una alta autoridad", y el Dr. me dijo sin decir ¡agua va...!, se le hará una mastectomía radical, se le pondrá quimioterapia, no comerá de puestos de la calle, ni de restaurantes, ¡ah! y se le va a caer el cabello y quedará calva..., yo quedé de una pieza, me sentí como si me hubieran atacado con una ametralladora de malas noticias, y mientras yo lloraba inconsolablemente, mi hermana seguía llamando para localizar a la "alta autoridad" del Hospital de Alta Especialidad. Mientras el Dr. me pide que pase a una salita donde había una enfermera, me pide que me recueste y me pregunta: ¿Tiene Seguro Social?, ¿ISSSTE?, ¿Seguro Popular?..., y yo le contesté ingenuamente, no Dr. ninguno de ellos, el,único Seguro que tengo, son mis hermanos..., en ése momento el Dr. salió para hablar con mi hermana sobre el asunto..., y volvió muy diferente, nunca supe y nunca sabré que fué lo que él y mi hermana hablaron, pero él no se veía muy contento, y le dijo a la enfermera, "prepare una punción", y ella le comentó: ¿con anestesia?, y él le dijo: "No, así sin anestesia", yo pensé: "Bueno, espero que sea algo rápido", ví que traía una jeringa de aguja larga y no muy delgada, y creí que sería algo así como una inyección..., pero qué lejos estaba de ser sólo eso, pues al entrar en mi seno, "la punción", consistía en dirigir la aguja de un lado para otro rápidamente, es un dolor que yo describo como el dolor físico más fuerte y agudo que he sentido en toda mi vida, cerré mis ojos con tal fuerza a causa del intenso dolor, que a partir de ése momento y durante muchos meses, quedé viendo todo como en tercera dimensión, las caras como salidas, o como si viera todo como se vé tras un comal de tortillas: pasó el trago amargo y me dijo: con ésto ya sabremos si es cáncer, pero va a hacer falta una biopsia para saber "los apellidos".
Al salir y volver al consultorio con mis hermanos, mi hermana le dijo muy contenta: "ya me van a contactar con la alta autoridad"..., y resultó que era el mismo Dr. Saldívar quien era el Director de Oncología, no sólo del Hospital Angeles, sino también del Hospital de Alta Especialidad..., ¡El era la alta autoridad!, y lo tuvimos de frente todo el tiempo...
Pero el calvario aún seguía en sus pininos, mi hermana convocó a "los hermanos" a una "junta", estaban Gerardo, Francisca, Guadalupe, Morusa y yo, y comenzó Francisca diciendo: " Estamos reunidos aquí, porque nuestra hermana está enferma..., y se le va a ayudar", yo seguía en mi llanto contínuo, pero al escuchar eso me sentí un poco más aliviada y tranquila.
A la semana siguiente, volvió mi hermana Francisca a convocar a la "junta de hermanos" nuevamente, pero ahora el veredicto fué un tajante: "No se te puede ayudar", "no hay dinero"..., ése fué otro momento de los que jamás olvidaré, pues para mí la traducción era: "Hazle como puedas"; al pasar el tiempo y atando cabos..., me dí cuenta de que "mis hermanos"..., me iban a dejar morir...
Siguieron pasando los días y la bola seguía creciendo, y una tarde recibo la llamada de mi amiga Lola, y me pregunta en qué iba todo, si ya por fin me empezarían a atender, pues ésa enfermedad no espera por "nada", ni por "nadie", le dije el resultado de "la junta", y ella indignada me contestó: ¡Georgina, se te está yendo el tiempo!, ¡Te están dejando morir!, sentí como si me hubieran echado un balde de agua fría, le colgué y empecé a correr por toda la casa como loca y a llorar mientras gritaba: ¡me voy a morir!, ¡me voy a morir!, finalmente me tiré al suelo y seguí llorando mientras Dany y Cosette trataban de levantarme y consolarme, le llamaron a Francisca para decirle lo mal que me había puesto y se vino inmediatamente del Tecnológico, pasó por Morusa, y las 2 me llevaron para que platicara con un Psicólogo por la Médica Campestre, recuerdo que era muy alto, delgado, y por su acento me di cuenta que era de Sudamérica, no recuerdo el País, hablamos casi por más de 2 horas, realmente me tranquilizó lo que me dijo, pero aún no se resolvía el verdadero problema. ¿Se me atendería?..., ¿o me dejarían morir?...
Yo sé que muchas personas al enterarse comenzaron a pedir por mí, y un domingo en que Francisca llamó a una buena amiga suya, que vive en Guanajuato, llamada Yolanda, le platicó lo que me pasaba, y ella le dijo que no se preocupara, que hablaria con Juan Carlos para que me ayudara. Juan Carlos, tocándose su buen corazón, llamó al Hospital, y les dió la solicitud para que se me atendiera de manera inmediata, pues la situación así lo demandaba, y ese Hospital era el de Alta Especialidad.
Al día siguiente, fuímos Francisca, Lupita y yo al Hospital para hablar con el Director, nos pasaron a una Sala de Juntas muy grande, yo me sentía tan extraña, pues me había salido de manera intempestiva de mi "vida normal", y aún seguía llorando..., nos dijo el Director de manera amable, que no se estaba siguiendo el "Protocolo", pero que se me iba a atender, yo me sentía con tanta vergüenza por causar tantos problemas, pero a la vez más tranquila al saber que por fin se me atendería...
Fuímos con Lupita a hacer los trámites del Seguro Popular, pues era un requisito indispensable, era una fila interminable, pero por fin obtuve mi Seguro Popular, así como el de mis hijos.
Fuí con Francisca a la primera cita a Alta Especialidad, nos pasaron a Gerencia Social, y conocí a un Angel llamado Susan, quien me dijo las palabras celestiales que harían posible la lucha por mi vida:"Yo seré la encargada de que no pague un solo peso por su tratamiento", eso es algo que se suma a lo que jamas olvidaré; mi cuenta sería de "gastos catastróficos", y pensé: "claro que queda perfectamente el nombre, pues ,lo que me está pasando es una verdadera catástrofe, saber que mi vida pende de un hilo, y tener que guiar a 2 hijos, con muy, muy limitada situación económica, como Padre y Madre a la vez...
Ese mismo día me presentaron a Gloria, una paciente del Hospital muy tierna, y a pesar de su situación delicada, me dió ánimos, ella fué la primera de una lista muy especial para mí de amigos que iría conociendo, y quien mejor que alguien que está pasando por lo mismo para comprenderse mutuamente, en ese momento la frase de "ponerse en los zapatos del otro", encajaba perfectamente.
Ya con mi carnet provisional en mano, pasé con el Dr. Saldívar, y me dijo que el Dr. Guerrero sería quien me atendería, yo estaba aún molesta por lo del Hospital Angeles, así que le dije al Dr. Saldívar entre "broma", pero más serio que broma: "de ahora en adelante, para mí, Ud, es el Dr. House", porque al igual que él es "brutalmente honesto", afortunadamente más adelante limamos asperezas.
Al pasar con el Dr. Guerrero, me dí cuenta que era muy afable y comprensivo, y en ésa primera cita, aún me dió esperanza de que tal vez no fuera cáncer mi caso, pues le conté que 5 meses antes me dí un fuerte golpe en el seno izquierdo, con la aldaba de una puerta de la casa, y que se los comenté a mis hijos diciéndoles: "me dí un golpazo, espero que no vaya a tener consecuencias..." Me dijo que tenía que hacerme una biopsia, y el Dr. Saldívar le dijo: no creo que aguante, pues no aguantó la punción...", yo le contesté muy molesta: ¡claro que no aguantaré algo igual sin anestesia!, y el Dr. Guerrero muy tranquilo dijo: "no se preocupe, vamos a buscar un espacio de tiempo en quirófanos, para que se le haga allí", eso es algo que también agradezco.
A la semana siguiente, me hizo la biopsia el Dr. Baca, muy amable, y con anestesia, ¡qué diferencia!. Pero ahí no quedaba todo, pues era el momento en que comenzaría la verdadera subida al calvario, pocos días después me daría el Dr. Guerrero el resultado de patología, y desafortunadamente no fué alentador, pues se había confirmado el diagnóstico: Cáncer de mama en el seno izquierdo, se me tendría que hacer una mastectomía radical, lo cual significaba extirpar completamente el seno, claro que me dió tristeza, pues tendría que despedir definitivamente a parte de mi femineidad, pero si era a cambio de una esperanza de vida, estaría bien, pues más valía que mis hijos tuvieran a una madre sin un seno, que no tener una madre que viera por ellos. El Dr. Guerrero me aclaró, que por el tamaño tan grande del tumor, primero se me aplicaría la quimioterapia, después la operación, y por último las radiaciones. Al regresar a la casa, Francisca estacionó su camioneta y me dijo:"de ahora en adelante ya vendrás tú sola al Hospital", entre el aturdimiento de todo lo que me estaba pasando, yo le dije: está bien". Más adelante, otra vez "atando cabos", me dí cuenta que la idea era "conseguir" dónde se me atendiera, pero para seguir la costumbre familiar de no dar molestias"...
La noticia de mi enfermedad corrió como pólvora, y Angeles terrenales siguieron apareciendo en mi camino, como mis primas, Chela, Licha,Morusa, Lola y su hija Itzshel, la Terecua, que fueron durante todo mi tratamiento un verdadero bálsamo, así como mis amigas, Lola, Paty, Karina, Aracely, Esther, Linda que trabaja en la papelería, mi "jefecita" de Home: Martha, y compañeras de Home, mis queridas amigas del Mayllén, todas ellas fueron un verdadero bálsamo durante todo mi tratamiento, y aún hasta el día de hoy.
Llegó el día de la primera cita con el Dr. Kuri, el cual es muy apreciado por todos sus pacientes, por su don de gentes, me agendó la primera quimioterapia para el 17 de marzo, esa es una de las fechas que sigo recordando de memoria, pues era importante para mí, porque era el cumpleaños de una persona muy especial en mi vida, la cual también estuvo al pendiente mío, y aún lo sigue estando. Aproveché para decirle al Dr, Kuri que yo iría al Hopital sola a recibir mi tratamiento, de acuerdo a lo que me había dicho mi hermana, y él no dudó en decirme inmediatamente que el Hospital de Alta Especialidad tenía completamente prohibido que los pacientes fueran solos, y mucho menos a la quimioterapia, y que le dijera a mi hermana, que yo no debía ir sola. Finalmente el Dr. Kuri me dijo: "Vamos a ver cómo le va con el primer ramalazo", pues él sabía que lo que vendría, no sería bonito...
Quiero agradecer muy especialmente a la Psicóloga Lorena y a la psiquiatra Nancy, por darme un apoyo incondicional, antes, durante y después del tratamiento, ya que con sus atinados consejos me fué posible pasar más suavemente el amargo trago.
Al ser diagnosticado con cáncer, uno comienza literalmente a ser "bombardeado" por personas que nos quieren ayudar, la gran mayoría con buenas intenciones, y nos ofrecen tratamientos "milagrosos" y "únicos", como por ejemplo el tratamiento del bicarbonato, el del escorpión azul, combinaciones de jugos naturales, polvos alimenticios, curanderos de energía, etc., yo sé que todo me lo ofrecían porque realmente estaban muy preocupados por mi, y la intención era curarme, y se los agradecía de verdad, pero a cada uno de ellos les hice el mismo cuestionamiento: Si tomo lo que me ofreces..., y me curo..., ¿cómo sabré si fué la quimioterapia o lo que tú me ofreces?, y si por el contrario, me pongo mal..., ¿a cuál de los dos se lo achacaré?...
Y como no hay día que no llegue..., y plazo que no se cumpla..., llegó el 17 de marzo, llegamos al Hospital Gerardo, Francisca y yo, pasé primero al análisis de sangre, como lo tendría que hacer de ahora en adelante, antes de cada quimioterapia, eso lo hacen para estar seguros de que el estado del organismo del paciente sea óptimo (en cuanto cabe), para poder resistir ese día; en seguida me pasaron a canalizarme la vena por primera vez ( es curioso cómo se aprende hasta en ésos momentos, pues ése sería mi nuevo vocabulario de ahora en adelante), antes de hacerlo, una enfermera me dió una pequeña explicación de lo que me harían, y recalcando que quedaba estrictamente prohibido usar métodos "alternativos", y yo le contesté sonriendo: " les prometo que seré una paciente obediente", y hasta el día de hoy, sigo con ése mismo pensamiento.
El Dr. Kuri con anterioridad nos dió a mi hermana y a mí una explicación, de la cual nos dió por escrito una copia a cada quien, la cual consistía en todos los posibles riesgos y efectos secundarios de la quimioterapia, de los cuales incluía, nauseas, vómitos, úlceras internas, fiebres, pérdida total del cabello (alopecia), pérdida de uñas, otros tipos de cáncer, hospitalizaciones y muerte; al final tenía tres puntos a tratar con letras rojas que decían: en caso de firbre, diarrea y vómitos (en el caso de que el organismo no acepte ningún alimento o líquidos), traer al paciente inmediatamente al hospital. El Dr. Kuri se dirigió a mi hermana y le dijo categóricamente: "Estos 3, NO SON NEGOCIABLES", después tuve que firmar una hoja de responsiva médica, donde el Hospital no se hacía responsable si había alguna complicación. Si una persona decide abandonar su tratamiento, está en todo su derecho, pero tiene que firmar, tanto si sigue, como si no. Y no es cosa fácil firmar algo así, pues parece una historia de terror, en donde uno no sabe exactamente a cuántos de ésos monstruos de la larga lista, se tendrá que topar en todo el camino a seguir...
Pasé por primera vez a la sala de quimioterapia, era algo completamente nuevo para mi, pero para mi fortuna había dos televisiones, de un lado Televisión Azteca, y del otro Televisa, los sillones reposet muy cómodos, decidí imaginar que iba a estar en la playa, las enfermeras muy amables y comprensivas, me dijo la que me atendió que si llegaba a sentir alguna molestia, se lo comunicara inmediatamente, que no tenía por que sentir ardor, pues si así fuera, me tendrían que checar, después supe que han llegado a pasar casos extremos en el mundo en que por tocar la piel el líquido, hasta puede ser causa de amputación, y para protegerse las enfermeras tienen que usar guantes y lentes especiales, pues si les llegara a caer tan solo una gota, podría ser muy peligroso, por eso siempre les estaré agradecida por sus finas atenciones.
Me encontraba ya sentada muy cómodamente, hasta escuchando música del walkman, pues pensé: "ya que estoy en esto lo voy a tomar del mayor lado amable posible...", y el líquido rojo comenzó a entrar por mi vena, fué cuestión de minutos, tal vez 3 ó 5, cuando empecé a sentir que me mareaba un poco, y empecé a ver como que todo se movía, le llamé a la enfermera, y le dije lo que me pasaba, y muy comprensiva me dijo que lo iba a poner el goteo más lento. Cada tratamiento es personalizado, el mió duraba como de 5 a 6 horas aprox. la sesión; cuando me sentí mal le pregunté a la enfermera si mi hermano podría entrar para acompañarme, y para asegurarme que me dijera que sí, le dije: "es guapo y soltero", ella dijo con una sonrisa que sí, realmente me estaba sintiendo muy mal y no quería estar sola. Me imagino que en el momento en que comenzó a circular por mi sangre todo ese "veneno", (tal y como me dijo el Dr. Saldívar, y tenía razón), mi organismo debió decir: " que fea eres..., tan bien que me has tratado siempre, comiendo lo mejor posible, haciendo ejercicio, tomando litro y medio de agua, sin fumar, sin tomar, sin drogarte, y ahora me pagas con ésto..., ¡pues toma!, claro, mi organismo simplemente comenzó a reaccionar, pues a toda acción..., corresponde una reacción.
Llegó Gerardo y se portó muy bien, me leyó todo un folleto que le prestaron, donde venía toda la información necesaria para durante y después de la quimioterapia, antes de comenzar, nos dan una pastilla para tratar de aminorar las molestias, a mi la verdad no me hizo mucho efecto. Después de estar algunas horas recibiendo el tratamiento dan ganas de ir al baño..., y ahí una sorpresa más, hay que ir con nuestra propia bomba, , hacer peripecias de "pase usted..., no, después de usted", y por fin logré entrar, y ¡sorpresa!, ¡la pipí era roja!, desde ése mismo momento el organismo comenzó a eliminar todo lo que consideraba tóxico..., después de investigar, me enteré que un paciente de quimioterapia al volver a su casa, debe usar un baño sólo para él, y su ropa debe lavarse por separado, así de fuerte y corrosivo es todo lo que entra a nuestro organismo, para poder hacer frente al gran enemigo.
Al terminar la primera sesión, ya no me sentía tan mal, ya había comido lo que nos ofrecieron, todo parecía que iba a ser relativamente sencillo, y antes de salir no me dí cuenta de que había olvidado la segunda pastilla de la caja que contenía 2, y era muy importante, pues la tendría que tomar a la mañana siguiente para evitar los estragos de la quimioterapia, la enfermera me había dicho: "no la vaya a olvidar, es muy importante", y no me volví a acordar; al estar en la casa como a las 8:00 pm, me llamaron del Hospital para decirme que la había olvidado, y que era muy importante que alguien pasara a recogerla, yo ya no quería molestar a nadie, pues tenía miedo de que mi hermana se molestara, y llegamos a un acuerdo de que me harían el favor de mandármela en un taxi, y yo lo pagaría, así fué, y llegó como a las 9:30 pm, afortunadamente sí tenía algo de dinero y le pagué.
Esa noche dormí relativamente bien, al despertar me tomé la pastilla "zofrán", como a las 9:00 am,para evitar en lo,posible los efectos secundarios, pero igual no me hizo efecto, pues empecé a vomitar y pensé: "¡qué es estó!", y recordé lo que mi amiga Lola ya me había explicado y me había dicho: "tienes que hacerte a la idea de que durante un año..., 365 días..., vas a tener que convivir con el dolor..., y justo ése día me dí cuenta de lo que me había querido decir: no iba a ser un camino fácil de recorrer.
Si yo tratara de explicar a alguien lo que se siente vomitar un promedio de 30 veces al día, es probable que piensen que estoy exagerando, pero hay algunos casos en que los organismos reaccionan de una forma más agresiva, así pasé un día..., dos días y al tercero, ya no podía más, era un agotamiento a tal grado, que no soportaba ni el timbre del teléfono, ni ver televisión, ni escuchar música, ni siquiera el detector de movimiento a la entrada de la casa, pedí que por favor le quitaran las pilas, alimento, no había ninguno que pudiera retener, ni líquidos, llegaba el momento en que sólo algo ácido era lo que vomitaba, la sensación seguía, pero ya no había nada. Cosette al verme tan mal se ofreció a cuidarme por las noches (así fué durante casi un año), y cada noche llevaba 3 sillas del comedor, las acomodaba junto a mi cama, con una cobija a modo de colchón, eso es algo que jamás olvidaré y siempre le estaré agradecida a mi chiquita, pues ella sólo contaba con 12 años, también tuvo la gran idea de poner una campanita en su cama, y yo tendría que jalar el estambre para que ella la escuchara, así lo hice como 2 ó 3 veces, y ella se levantaba, así fuera la una, dos ó tres de la madrugada, con su carita somnolienta, pero después decidí ya no seguir llamándola, pues no la dejaría dormir. Dany también fué muy tierno al cuidarme, pues me preparaba avena con agua, que era lo único que podía comer, aunque fuera de poco a poco, pero finalmente otra vez volvía el vómito.
Martha elena me cuidó durante una mañana, me preparó verdura cocida, pero aún no podía retener nada, ese fué un buen detalle que no olvidaré.
Afortunadamente mi hermana Francisca contrató a la Señora Rosy para que me cuidara, hiciera aseo y preparara la comida, fué de gran ayuda, me hacía todos los días mi jugo de zanahoria con betabel y apio, en fin me ayudaba en todo,lo que yo hacía normalmente y ahora no tenía las fuerzas necesarias, eso fué de gran, gran ayuda.
Al estar en semejante situación lo único que nos queda es agarrar al toro por los cuernos, o dejar que nos cuerne, yo decidí agarrar al toro por los cuernos..., pero me dió unas buenas sangoloteadas
Al pasar el tercer día de la primera quimioterapia, me sentí tan mal, que pedí que llamaran a Francisca para que me revisaran en el Hospital, llegó, me vió, pero decidió ir al Hospital sin mí, y habló con el Dr. Kuri, quien le dijo que me tenía que llevar de urgencia, pues ése era uno de los 3 síntomas que ya había dicho no eran negociables. Al regresar del Hospítal, entró a mi cuarto llorando, yo le pregunté con voz baja, pues no tenía fuerza ni para hablar: ¿qué te dijo el Dr.? yo pensé: "seguramente le dijo que ya me voy a morir", y ella me contestó que el Dr. estaba molesto porque no me había llevado al ver que estaba tan mal. Me levanté como pude, casi no tenía fuerzas para mantenerme en pie, subí a la camioneta al asiento trasero, y durante todo el camino sentía que no llegaba, era demasiado.
Al llegar a emergencias, me llevaron a una sala de observación, me sacaron sangre de mi pie, pues iba muy deshidratada y no me encontraban las venas fácilmente, me dijeron que me tenía que quedar internada hasta que ya no vomitara.. Esa noche Gerardo se quedó a cuidarme. Estuve durante 3 días, del quinto al sexto día después de la quimioterapia, el organismo comenzaba a reaccionar de manera más favorable, empezaba con un antojo de lentejas y frijoles, y se debía a que necesitaba desesperadamente del hierro. Cuando podía volver a comer "como Dios manda", ya era "otra cosa".
Llegó la segunda "quimio", como nos vamos acostumbrando a decirle la mayoría de los pacientes, ya no iba tan tranquila, pues al saber ya de lo que se trataba, era como decir: ¡por favor, no me avienten al ruedo!, ¡no quiero que me cuerne el toro!, la fecha también era importante, pues era 6 de abril, cumpleaños de mi Papá, casualidades o causalidades, no lo sé. Ese día iba con la menstruación, y al pasar con el Dr. Kuri se lo comenté y le dije si no habría problema, y el me contestó sin dudar: eso ya se tiene que ir..., y así fué..., esa sería la última menstruación de mi vida..., y ya nada sería igual, pues llegaron los horribles bochornos, y comprendí cuando mi Mamá me llegó a comentar que ella con la menopausia sentía "que se moría", y yo pensaba: ¡hay, qué exagerada!, pero tenía razón.
Con la segunda quimio, llegó también uno de los efectos secundarios más temidos..., el perder el cabello, hasta quedar calva, y sin un vello en todo rincón del cuerpo, eso tenía sus "pros" y sus "contras", claro, yo seguía buscando el lado amable para no sentir el golpe tan duro, y me consolé pensando: "bueno, mis piernas están muy suaves, como si me hubiera ido a depilar", y así fué durante 8 largos meses, la pérdida del cabello fué gradual, pues me rehusé a la "clásica rapada", ni siquiera a cortarme el cabello, pues lo traía a más de media espalda, el Dr. Kuri ya me había advertido, que con la segunda, así sería. Comenzaron a caer de poco a poco, días después de la quimio, no me apaniqué, pero sí fué una sensación completamente extraña, yo ya había tomado mi decisión: "si me quedan 3 cabellos, me haré una trenza..., si me quedan 2..., me peinaré "de colitas" y cuando me quede uno..., ¡me lo dejaré suelto!. Hubo un día en especial, en que me lo estaba cepillando en mi cuarto, estaban ahí Dany y Cosette, y veían como al cepillarme fuí formando una gran bola de cabellos de aprox. unos 20 cms. de diámetro, ellos estaban con cara de pasmados y a mi me empezó a dar una risa de nervios a carcajadas, de ver sus caritas de asombro, y les dije: ¡no se preocupen!, sabemos por qué se me está cayendo, y luego "primero Dios", me volverá a salir, malo que se me cayera y no supiera por qué. Creo que con eso logré tranquilizarlos un poco.
Segunda quimio fué..., y con ella la segunda hospitalización de emergencia , era tal mi malestar, que durante el camino volví a sentir que no llegaria con vida, y a pesar de mi "vanidad", salía en pijama sin importar "el qué dirán". Me tuvieron en otra sala de observación, recuerdo que había un enfermero muy amable, y traía en su bolsa del uniforme algún aparato de música, y le tuve que pedir de favor muy especial, si lo podía apagar, él, muy lindo dijo que sí, y al acercarse a ver como me sentía..., ¡que le vomito sus zapatos!, con la poca agua que me acababan de dar, ¡qué vergüenza!, pero el me dijo que no me preocupara. Por fin me pasaron a piso, pues sí vieron que estaba muy mal, ahí estuve por 2 días, pues tuve que "fingir" que me sentía mejor, porque mi hermana me había dicho que ella no se podría quedar un día más, y que buscara en "mi lista" de posibles personas que se pudieran quedar a cuidarme..., mi lista era de 2 personas..., Dany y Cosette, que no podrían quedarse por "obvias razones", como ser menores de edad. etc.
Así pasaron las quimios, 13 más, pero ya eran blancas, y como un día dijo Lorena Rojas, "esas son como un día en el parque", y sí, así fué, ya no me vomitaba y eso era estupendo, fué también gracias a los medicamentos que me recetó el Dr. Kuri, me dió tanto gusto ver que ya no me sentía tan mal, que hasta le hablé por teléfono al consultorio para agradecerle. Durante una de esas quimios blancas pasó algo que a mi me llamó tanto la atención, fué un día en que sólo eramos tres pacientes, pues en general estaba lleno con unos 10 aprox., era un viejito como de casi 80 años, y una pequeñina de no más de 3, y los dos con una entereza envidiable, los 2 sonreían, la niñita cada vez que la llevaba su Mamá al baño, ella misma empujaba con gusto y sonriendo su propia bomba., eso fué algo realmente aleccionador para mí. Por eso insisto..., causalidad...
Otra fecha importante que pasó durante las quimios fué mi cumpleaños, y como yo ya había decidido que trataría de llevarlo de la manera más suavecita posible, pedí permiso a Norma de Gerencia Social para llevar algunos panquecitos decorados y regalarlos a algunos de mis amigos de la quimio, a enfermeras y doctores, me dijo que sí, que sólo le avisara cuando estuviera afuera para decirle a los guardias que sí los podía pasar, llevé 70 panquecitos, y me hicieron falta más, pues son tantos los que se llegan a conocer, fué una gran experiencia, pues a todos les encantaron.
¿Y qué pasó cuando llegó la calvicie total?..., pues a usar "el chuchuluco", o sea la pelúca, como le llamaba Lola, ella me acompañó a comprarla, mi hermana Francisca me dió el dinero, era relatívamente natural, yo decidí usarla, cuando ya se me cayó totalmente el cabello, con diademas, para sentirme "más segura".
Una noche al ir a darle a Dany su bendición antes de dormir, me dijo: "Mamá, cuando ya no tengas cabello, no me vayas a despertar así en la mañana para no asustarme", yo supe que no me lo había dicho de mala intención, pero desde ése momento decidí que mis hijos no me verían la calva, así que al quitarme la peluca, me ponia mis paleacates, y para dormir lo hacía también con paleacate, era incómodo, pero como Cosette seguía cuidándome por las noches, yo no quería traumarla con esa imágen. Ahora las dos recordamos con risas una noche antes de dormir que la regañé y le dije: "¡mira de castigo mi calva!", y me la quité como por dos segundos, pero fué suficiente para que se espantara.
Dos días antes de la operación, le preguinté al Dr. Guerrero si era conveniente que me confesara, y él me dijo que mejor sí lo hiciera, pues que tal..., más vale que sí. Así que al día siguiente me fuí a buscar al Padre Juan, mi confesor de muchos años atrás, pero no lo encontré, después fuí a Catedral y había una enorme fila, y muy a mi pesar dije: "mejor luego vuelvo", y al salir por la puerta del costado ví que entraba al parecer un sacerdote (lo supuse por el cuello distintivo blanco que usan), lo paré en seco, y me animé a preguntarle:¿es Ud. Sacerdote?, y me contestó que sí, le dije:¿me podría confesar?, es una situación de vida o muerte, y me dijo: sí, la espero en 10 minutos en la Capilla que está al lado derecho del Altar, así lo hice, lo esperé, cuando llegó nos sentamos en una banca, y le comencé a contar todo lo que tenía que decir, y le platiqué que tenía cáncer, y me dijo con voz muy suave: "El cáncer es una enfermedad que se cura con amor", después me dió la absolución y le dije: "gracias Padre", y él me contestó nuevamente con voz muy suave: "yo soy el Obispo", me dió una pena no haberlo reconocido, pues era el Obispo Guadalupe Martín Rábago, y me había hecho el gran honor de confesarme ante mi súplica.
Y vuelvo a repetir..., "no hay día que no llegue..., y plazo que no se cumpla...", y llegó el día de la operación, que fué el 30 de agosto del 2010, llegamos un día antes mi hermana y yo, pues me tenían que hacer un electrocardiograma, para ver que tal andaba del corazón, me dieron luz verde, y sí, la operación sería a la mañana siguiente.
Me levanté para prepararme para la operación, a las 6:30am, aprox,. me dí el que sería mi último baño con mis dos "chichitas", y aunque parezca extraño yo estaba conciente de todo, y con esa conciencia me "despedí de ella", y le dí las gracias por todo lo bueno que me había dado, principalmente por haber sido parte importante en la alimentación de mis hijos, no negaré que sí derramé algunas lágrimas, que se confundieron entre las gotas de agua de la regadera...
Y a seguir con el proceso, me prepararon, me llevaron a quirófano, y por última vez la ví..., y le dije adiós con la mano, a los doctores y enfermeras se les hizo gracioso, pues no creo que muchos hagan eso antes de la operación. Me aplicaron la anestesia general, la cual era la primera en mi vida, pues todas las demás habían sido locales o la raquea, la anestesia hizo lo suyo y fué un cerrar y abrir de ojos, como si todo hubiera pasado en un segundo, aunque entré a las 8:00am aprox., salí de ahí a la 1:00 pm.aprox., afortunadamente todo salió bien, me llevaron a piso y tuve una muy grata sorpresa, ahí estaban mis queridas amigas del Mayllén para darme todo su apoyo, Laura, Marcela y Gaby, eso fué un buen aliciente. Me daban ánimos diciéndome que me veía muy bien, para haber salido recién de una operación.
Más tarde una enfermera me enseñó cómo tendría que usar la bolsa de drenaje, pues era importante, porque al salir yo tendría que hacerlo por mi cuenta ya estando en la casa.
Al segundo día de la operación me fueron a ver Kitty, Dany y Cosette, eso fué estupendo, pues no hay mejor medicina que ver a los seres que más amamos en el mundo. Estoy segura de que si Pigus aún estuviera viva me habría dicho: "¡ya llegaron tus medicinas!". No quiero dejar de agradecer el hermoso detalle de Kitty, para cuidar amorosamente a sus sobrinos.
Salí al tercer día del Hospital, seguí con los cuidados del drenaje, pero al irme a bañar, había un problema, la luz, que de ahora en adelante se convertiría en mi enemiga, pues no quise bañarme con la luz prendida, para no impactarme al ver la falta del seno, y la herdida..., y una vez más, para tomarlo "por las buenas", prendí una vela aromática de Home, para que fuera más "romántico", o menos triste. Al ir pasando los días, fuí a que el Dr. Guerrero me quitara las puntadas, yo tenía un poco de miedo por el dolor, pero mi sorpresa fué que no sentí absolutamente nada, pues el área de la operación, incluyendo parte de la espalda, axila y del hombro al codo, no sentía nada de nada, se debía también al "vaciado de ganglios axilares", yo no pensé que ese "adormecimiento", duraría por años, pues hoy en día sigue casi igual.
Al pasar el tiempo, comenzó la cicatrización, la cual fué muy satisfactoria, pero aún seguía sin querer verme directamente a la luz a la hora del baño, y le fuí fiel a mi "vela romántica", por casi tres años, puede parecer exagerado, pero cada persona toma de diferente manera las cosas que se le presentan en la vida, y para mí, aún no era el momento. Duré casi 3 meses antes de tener mi "chichita falsa", o sea la prótesis de gel, gracias a que Lola me insistió: ¿cómo puedes ir por la calle sin la prótesis?", yo lo que hacía, (pues no tenía el dinero para comprármela), era ponerme una chaquetita negra y trataba de caminar algo jorobadita para que "no se notara", pero un día que me encontré a Lola y me vió que seguía así me dijo: "¡ya dile a tu hermana que te la compre!", me animé a decirle y me dijo que sí, la fuí a comprar a "Fémina", que es un lugar especializado en artículos para mujeres que han pasado por mastectomías, y venden las prótesis y los brasieres especiales, la prótesis resultó ser algo estupendo, pues se vé y se siente muy natural, claro que yo siempre tuve la ilusión de que sí me haría la reconstrucción del seno, pero aunque mis primas me ayudaron económicamente para ayudarme a reunir la cantidad necesaria para el implante y la operación, aún no ha sido posible, y por el momento he decidido dejarlo en espera, pues sé que hay cosas más importantes.
Quisiera agradecer a mi hermano Ricardo y su esposa Gina, (mi querida tocayita), el gran detalle que tuvieron de mandarme 2 pelucas, desde su lugar de residencia, lo cual resultó algo complicado, pero llegó a un felíz término, pues a fin de cuentas creo que les salió más caro el caldo..., que las albóndigas.
Al padecer cáncer, parece que todos los enfermos nos pusiéramos de acuerdo, y aparte de unificarnos en el dolor, la comprensión mutua, también lo hacemos en nuestros rostros, pues todos nos tornamos en la misma cara sin cejas, sin pestañas, sin cabello, pero eso sí, con una sonrisa esperanzadora en el rostro, pues no sabemos quién no la va a librar, quién por un tiempo, y quién sí la libre, A mí me pasó un día que me estaba mirando al espejo al salir de bañarme, y le pregunte a mi reflejo: "¡¿y tú quién eres?!", en realidad era como si fuera otra persona.
Una noche en que me sentía muy, muy deprimida, fuí con Dany que estaba viendo la televisión en la cocina, y le dije llorando: "Dany, siento que nadie me quiere...", y él me contesta muy tiernamente, "yo te quiero Mamá", le dije: "gracias", y me regresé a mi cuarto, pero la tristeza seguía ahí, y regresé a la cocina otra vez llorando y le dije: "Dany, siento que soy un monstruo", (eso era al verme sin mi cabello y sin mi seno), y él me contesta: "no Mamá, no eres un monstruo..., eres un mutante". Y en ése momento pasé inmediátamente del llanto a la carcajada. Realmente le estoy tan agradecida, pues él ha sido un pilar muy fuerte y muy importante, durante el duro proceso. Gracias chiquito, te amo.
Es tan triste saber que al acontecer algo tan difícil, uno se dé cuenta que de pronto, se ha convertido para algunos miembros de la familia en una piedrita en el zapato, yo sé que me convertí en una molestia, porque rompí el esquema de vida, no de manera intencional, y eso uno lo siente, cuando recibe la ayuda "por obligación", y no por propia convicción. Pero aún así agradezco a todos esos miembros de mi familia que me ayudaron, aunque para ellos mi enfermedad fuera sólo como "un simple catarro".
A Morusa y su familia, les quiero agradecer todas sus atenciones hermosas, al darnos a Dany, a Cosette y a mí, cobijo en su casa, a pesar de éstar también en una situación económica muy "al día", como nosotros, pero las palabras de aliento que siempre me dieron, NO TIENEN PRECIO, muchas gracias, los quiero mucho. Recuerdo cuando Morusa me decía: "mira, aquí está Jesús", y me mostraba una imagen de él y me decía: "cuando tengo algún problema le digo, Jesús, ahora es tu problema, no el mío", y me sonreía y me sentía más aliviada.
¿Qué se hace cuando se está esperando..., y esperando para pasar a las citas?, pues tenemos que hacer nuestra "chamba de pacientes", por eso se nos llama así, pues tenemos que tener mucha, mucha paciencia, y al estar esperando depende de nosotros qué hacer con ese tiempo, si lo malgastamos sólo dejándolo pasar en rumiar nuestros pensamientos, o si tomamos la decisión de darle un buen uso, y a mí me gustó la idea de darle un buen uso, pues como mi Mamá decía: "El tiempo perdido..., los Santos lo lloran", así que me ponía a resolver sudokus, sopas de letras, dibujar mandalas, leer y leer..., lo importante es mantener la mente ocupada, para que luego no nos juegue alguna mala pasada. En la casa también me puse manos a la obra y recomencé a pintar mis "muñequitas", que tanto me gustaba hacer cuando estaba en secundaria, prepa y universidad, y comencé a regalarlas a los doctores, enfermeras y amigos, pero después pensé que sería una buena idea hacerlas, para realizar una exhibición para recaudar fondos, para donar pelucas al Hospital. Eso no le he hecho aún, pero espero pronto hacerlo.
Para mí el Hospital de Alta Especialidad, aunque suene extraño, se llegó a convertir en "mi segundo hogar", pues al sentirme tratada con tanta comprensión, apapachos y muchas palabras de aliento, no era para menos sentirme agradecida, allí hice una especie de familia de amigas, que entre nuestras penas, alegrías y esperanzas, nos animábamos unas a otras, a todas ellas gracias por ofrecerme su amistad.
Después fué tiempo de las radiaciones con el Dr. Marco, serían 25, y tampoco tenía ni idea de lo que sería, primero me marcaron con unos puntos de tatuje, para saber exactamente el área donde recibiría la radiación, el día de la primera me puse a llorar, y los 2 doctores que me atenderían, (Gina y Daniel, con la hermosa casualidad de los mismos nombres de mis hijos) y la enfermera, me abrazaron los 3, y me decían que no tenía de que preocuparme, porque no dolería, pero yo les contesté que no lloraba de miedo, sino de tristeza, al ver que yo era la única paciente que iba sola, aunque mis amigas del Mayllén se habían ofrecido de corazón a acompañarme, eso era para llevarme y recogerme, yo no me atreví a pedir la ayuda, y me fuí siempre en mi "sagrada oruga taruga", y aún hasta el día de hoy, cada vez que espero la atestada oruga pienso: "qué tristeza que los hermanos que podrían ayudarme, porque tienen posibilidades, no lo hagan, si hubiera voluntad de corazón hasta me podrían haber ayudado con un carrito para ir al Hospital", pero la voluntad muchas veces se va del lado donde están los "alagos contínuos", y las "fatuas adulaciones". ¿Esto suena a amargura?..., sí, si lo es, pues fué en esos momentos en que me dí cuenta que la "familia", que yo siempre había idealizado, estaba totalmente desquebrajada; simple y sencillamente me convertí en alguien invisible...
Pero Dios siempre sabe por qué pasan las cosas..., y algo que agradecí de todo corazón, aunque suene extraño, es no haber tenido a mi Mamá y a Pigus (mi segunda Madre), pues sé perfectamente que al enterarse de mi enfermedad, les habría causado mucho, muchísimo dolor.
Cada día al ir a la radiación, era tan triste, deprimente, pues tiene uno que pasar a un espacio muy pequeño, cambiarse, dejar allí sus cosas, ponerse la bata y esperar, siempre con la cortina cerrada, a ser llamado, pasar y al estar todo listo en la sala de radiación, salían, quedaba uno sólo con la máquina y ese ruido de alarma que indicaba que la radiación estaba entrando en mi area afectada..., a pesar de recibir un trato muy humano, mi corazoncito ya se sentía agobiado..., ¡y por fin terminó el tratamiento!, el 10 de diciembre del 2010 fuí a la última radiación. A partir de ese día, he tenido que ir a revisiones primero cada 2 meses, luego 4, 6, hasta la última que fué de un año.
A principios de diciembre, mi cabello ya empezaba a salir, mi cuero cabelludo comenzó a ponerse como obscuro, por fin saldría el cabello, y Dios había escuchado mi súplica: "Dios mío, por favor que ya me salga el cabello, aunque sea como de Negrito Cucurumbé", y dicho y hecho, me salió chino, chinísimo, pero estaba bien..., era cabello, ahora podría disfrutar al bañarme, al volver a sentir la espuma, enjuagar, y quien me diría que hasta los nudos me darían un gusto, era increíble esa sensación de la primera vez que salí a la calle sin el "chuchuluco", y por fin sentir la brisa que pasaba suavemente por mi cabello corto.
En una de las revisiones con el Dr. Guerrero, le comenté de broma: "Dr., yo pensé que cuando me muriera, me iba a morir de una sola vez..., y no de pedazo en pedazo", y le dije: ¿dónde quedó mi cosita?, y él sonreía de manera amable.
Ahora, cada vez que me encuentro a alguno de mis doctores, no puedo evitar darles un saludo, un cariñoso abrazo y no sin dejar de agradecer el haber salvado mi vida, pues les digo que gracias a Dios primero, y luego a ellos, mis hijos aún tienen Mamá...
Gracias al Hospital de Alta Especialidad del Bajío, que desde que entra uno lo reciben con una sonrisa, gracias a los de Consulta Externa, a los de Imagen, Laboratorio, Doctores, Enfermeras, los de Farmacia, y por supuesto al Angel llamado Susan.
Muchos se preguntarán. ¿Qué se siente en el momento que se sabe que se tiene cáncer?. Como me dijo mi amiga Mayo: "es una sentencia de muerte", cada persona va a tener una forma de reaccionar muy diferente de acuerdo a su entorno familiar, sus creencias religiosas, y hasta su situación económica, en mi caso fué como un balde de agua fría, me causó susto, mucho enojo contra Dios, mis hermanos (excepto 2), y contra mí misma, pues me reprochaba: "toda mi vida cuidándome, para evitar llegar a ésto, alimentándome bien, haciendo ejercicio, nunca fumé, ni tomé, ni me drogué, era realmente una gran desilución, pero vuelvo a repetir..., Dios sabe por qué pasan las cosas, y sus tiempos, no son nuestros tiempos...
Hoy en día veo todo de una manera tan diferente, trato de disfrutar los momentos, por sencillos que parezcan, trato de poner más atención al canto de los pájaros, observar las flores del camino, y agradecer el día a día; y lo más importante: disfrutar a mis hijos y a mis seres queridos.
Ahora cada mañana al levantarme, me pongo mi "chichita", arreglo mi cabello, me miro al espejo y pienso..., ¡aquí no pasó nada!. Aún sin mi seno..., pero sigo siendo yo..., simplemente con un pedacito menos de mi...
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