Todos soñamos, pero no todos recordamos haberlo hecho, y si lo hicimos, no siempre recordamos por completo el sueño; de hecho es muy probable que tengamos la sensación de "ver" en nuestra mente lo soñado, pero "no poder explicarlo".
Definitivamente, los sueños son la máxima expresión de lo absurdo. Y la manera en que "mi teoría" trata de explicarlo es de la siguiente manera: para mí los sueños son una gran cantidad de información que vamos acumulando durante toda nuestra vida, día a día, en gente conocida, lugares visitados, preocupaciones, proyectos, y en general toda la información recabada en su máxima expresión, y toda ésa información queda almacenada en "alguna parte" del cerebro, y aunque para nosotros esté ordenada, como una especie de "archivo", por la noche abre sus cajones sin ton ni son, y sale una hoja de un tema, otra de otro tema, y de manera rapidísima se van entrelazando las historias que darán por resultado el sueño "raro", "emocionante" o "absurdo". Y al despertar, seguramente, estaremos durante gran parte del día con la extraña sensación de lo que se soñó, y tal vez por eso andamos por la mañana con cara de: WHAT!
Sí, soñar es muy emocionante, pero más emocionante sería que ésos sueños pudieran transferirse a algún lugar físicamente palpable, y quedaran ahí grabados, para que no sólo nosotros pudiéramos verlos una y otra vez, sino también los demás pudieran ver nuestros sueños. ¡Esto sí parece un sueño guajiro"!, pero yo creo firmemente, que así como Julio Verne soñó con el viaje a la luna, al centro de la tierra, etc, yo creo que algún día, ésto será una increíble realidad, y en cuanto se logre pasará a ser parte de la "normalidad", así como ahora a casi nadie suele sorprender ver volar a un avión.
Hay muchas clases de sueños, podemos soñar que volamos, que caemos, que corremos y no avanzamos, sueños recurrentes, pesadillas que nos hacen despertar llorando, o con la piel erizada, y la sensación de que la sangre se nos hiela.
En alguna ocasión, hace ya muchos años, le dije a mi hermano menor si le podía platicar un sueño que había tenido esa noche, él me escuchó, y al terminar con mi relato, que no duró poco, me dijo sorprendido: ¡tú sueñas libros!
Con el paso de los años, desafortunadamente ya no recuerdo con tanta claridad como antes la mayoría de mis sueños, recuerdo que al trabajar fuera de la ciudad, diariamente al ir en el camión con mi amiga Karina, le platicaba lo que había soñado, y ella siempre me escuchaba con mucha atención.
Ahora que soy madre, me gusta compartir mis sueños con mis hijos, y a Dany le empezó a interesar escucharlos cada mañana cuando lo llevaba a la Secundaria, pero desafortunadamente me comenzó a pasar algo extraño, pues la mayoría de las veces que Dany me preguntaba muy interesado: ¿qué soñaste mamá?, era como si un limpiavidrios pasara por mi cerebro y me borrara la memoria por completo, y terminaba casi siempre diciéndole: ¡ya no me acuerdo hijo!, o sólo le platicaba a veces "la idea" que me había quedado.
Tengo dos sueños recurrentes, uno es que salgo de la casa y hay una playa cerca, siempre detrás de unas montañas (teniendo en cuenta que donde vivo no hay mar), y el segundo es que encuentro otra casa dentro de mi casa.
Pero a fin de cuentas los sueños..., sueños son..., y a veces he llegado a pensar: ¿será que la realidad es el sueño..., y el sueño es la realidad?...
Si pudiera pintar lo que sueño, Dali hubiera pagado por mis cuadros.......
ResponderEliminar¡muy buena!..., y la aventura seguirá...
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