sábado, 31 de enero de 2015

Palenque de Gallos

   
     Hace muchos, muchos años, mi Papá fué empresario del Palenque de Gallos de varias ciudades del País, pero el más importante para mí siempre  fué el de León, nuestra ciudad, y aunque yo era una niña, lo disfruté siempre a mi manera muy particular.

     Para empezar, el Palenque en ése tiempo, no era lo enorme que es hoy, era algo más sencillo, pero precisamente creo que éso era lo que le daba el atractivo, algo que hoy parecería insólito era que había 2 funciones diarias, la de la tarde y la de la noche, y por increíble que parezca, Juan Gabriel se presentaba en las 2 funciones, y aún más increíble, la de la tarde ni siquiera se llenaba, claro, estaba empezando y no era el gran "monstruo" (en el buen sentido), que es hoy, pues hoy es completamente inpensable que Juan Gabriel se presente en el Palenque, hace bien, pues por eso es "El Divo de Júarez". Yo acostumbraba ir cada tercer día, a veces a las dos funciones, y una en especial fué cuando fuí con Rosa, mi amiga y su hermana Martha a ver a Juan Gabriel a la función de la tarde, Martha estaba muy emocionada, pues por fin vería a su ídolo, fué muy arreglada, realmente era alguien que llamaba la atención, así que al comenzar a cantar Juan Gabriel, ella no perdía la ocasión de levantarse (ya que estábamos en la primera fila), y mandarle saludos, pero..., cual fué nuestra sorpresa..., ¡él nunca le hizo el menor caso!..., ¡ah!, pero con el que sí se la pasó coqueteando (Juan Gabriel), fué con uno del mariachi, el cuál sí se veía algo "incómodo", a mí me pareció algo muy gracioso, obviamente hoy en día, y desde hace muchos años, es del "dominio público" la "situación" de Juan Gabriel, pero como él mismo lo ha dicho:"Lo que se vé..., no se pregunta", para mi gusto, (y ésta es una opinión muy personal), es el segundo mejor compositor, (después de José Alfredo Jiménez, que sigue siendo "El Rey"), que ha habido en México; pero claro, ante "El Divo", yo me quito el sombrero.

     Para mí, ir al Palenque, era como "Día de Fiesta", recuerdo que al comenzar entraban Los Corredores, que son los que llevan el control de las apuestas, era un "ir y venir", por un lado, por el otro, unos un poco nerviosos, otros un poco más; mi Papá siempre con traje impecable, su corbata perfectamente hecha, y siempre parado al comienzo de la escalinata, en posición vigilante. Conforme transcurría la tarde o la noche, comenzaban las peleas de gallos, yo sé que es algo cruel, me gustaba verlas, pero al final cuando "colgaba el pico" el perdedor, sí sentía algo de tristeza, y definitivamente alguno de los dos debía morir, si no el Juez no podía dar el veredicto. Las peleas eran entre "El Rojo" y "El Verde", y siempre antes de comenzar se decía: "¡Cierren las puertas señores!".

     También se hacía la apuesta de la botella con doce números marcados en unas pequeñas bolitas, , antes de comenzar la rifa decían: ¡Ya no hay pares! ¡Ya no hay nones!, ¡el que tenga!, cuántas veces escuché esas palabras..., no lo sé. En una ocasión mi Papá me compró como 20 boletos, y ¡por fín! gané con el número 7, el boleto era de color azul, y de ahí en adelante siempre he tenido la idea de que mi número de suerte es el 7, ¿Será?...

     Algo que a mi hermano menor y a mí nos gustaba hacer, era ver cómo curaban a los gallos que quedaban "como ganadores", pues ellos en realidad no ganaban más que una buena paliza y una gran cantidad de cortadas, el que los curaba les metía unas pinzas largas con algodón y alcohol, por cada una de las heridas, y el pobre animal no hacía más que cerrar sus ojitos del dolor, sinceramente hoy pienso: ¡en qué estaba yo pensando al querer ver eso!

     Para mí, lo divertido de las apuestas, no era querer ganar una gran cantidad de dinero, sino la emoción del momento, así que en una ocasión cuando yo tenía ya como 17 años, llevé a mis primas que tenían como 6, 7 y 8 años aprox., yo me llevaba una bolsita con monedas de centavos y se las repartía, y así jugábamos "al verde" o "al rojo", "al par" o "al non", y cada vez que alguna ganaba hacíamos una gran algarabía, seguramente los que estaban alrededor pensaban que habíamos ganado una gran cantidad, y yo pensaba: "si supieran..." Siguiendo con el tema de las apuestas, un día mi Mamá al saber que iba al Palenque me dijo: "te doy $100 pesos y me los apuestas al gallo que veas más bonito, el que a tí te guste", y yo le dije: está bien, pero..., ¿y si pierdo?, y ella me contestó: ¡no te preocupes!, al llegar al Palenque con mis amigas, recordé el encargo de mi Mamá..., pero pasaba una pelea...,   seguía otra..., y yo no me animé a apostar sus $100 pesos, pues pensaba: ¿qué tal que pierda?, y finalmente decidí no hacerlo: al llegar a la casa, lo primero que mi Mamá me preguntó fué: ¿sí gané?, y yo algo tímida le contesté: No me animé a apostar, por miedo  de perder tu dinero, y ella con una linda sonrisa me contestó: eso no importaba, lo importante era jugar, y hoy pienso que si lo analizamos a fondo, la realidad de la vida es así, no es si ganamos o perdemos, sino cómo jugamos.

     El Palenque tenía restaurante, bar, camerinos para los artistas (los cuáles eran muy modestos), una noche me dió mucha hambre, y le dije a mi Papá si me regalaba un plátano del restaurante y el me dijo: ¡claro que sí Viruta!, y también me dijo: "te voy a escoger el mejor de todos", y me dió el más negro y agüado que había, yo pensé: ¿por qué me da éste que está tan feo?, él al ver la cara de desagrado que seguramente puse, me dijo: "éstos son los mejores, porque son los más dulces, son pura miel", y con ése ejemplo hoy pienso que muchas veces parece que nuestros Padres nos dan algo que no es bueno, pero en realidad ellos saben lo que hacen, aunque nosotros en ése momento no lo entendamos.

     Cuando llegaba el momento de "La Variedad", es decir "El Show", era "el momento culminante", y más si era el artista que se tenía la ilusión de ver, a mí era raro que no me gustara alguno, pues cada uno tenía su estilo muy particular: la de la tarde era a las 5:00 pm, y la de la noche a las 12:00 am,; recuerdo tan bien al presentador, según recuerdo llamado Roberto, con su traje de un color diferente cada día, y siempre comenzaba diciendo: "Damas y Caballeros La Empresa de éste Palenque, les dá la Bienvenida, las buenas tardes (o noches), y les invita a pasar  un momento agradable..."etc. y claro, comenzaba la gran emoción cuando por fin bajaba por la escalinata el artista tan esperado.

     Algo que definitivamente marcó la diferencia de "La Variedad" del Palenque de mi Papá y del Palenque de hoy, es que el que mi Papá tenía era de "la vieja escuela", o sea la idea original de presentar artistas preferentemente del estilo ranchero y folklórico, los que se presentaban en la época de mi Papá son una larga lista, y muchos de ellos tal vez hoy ya no sean recordados, muchos ya murieron, otros ya se retiraron, pero lo que es muy cierto es que todos ellos tenían a mi Papá en muy alta estima, la lista es la siguiente: Vicente Fernández, Juan Gabriel, Lola Beltrán, Lucha Villa, Cuco Sánchez, Ma. de Lourdes, La Prieta Linda, Los Chinacos, (que después fueron Los Caudillos y finalmente Los Dorados de Villa), Alberto Vázquez, Amalia Mendoza " La Tariácuri" (que siempre lloraba al cantar "Paloma Negra"), Celia Guzmán y Los Alvarado, el cómico Pepito, Lucía Méndez, Verónica Castro, Lucha Moreno y José Juan, El Charro Avitia, Lupita Dálessio, Imelda Miller, Olga Breeskin, La India María, Cruz Infante, Las Hermanas Gil. etc.

     A mí me gustaba mucho ir a ver a los artistas, cuando estaban ensayando con el Mariachi Metepec (del meritito Puebla de los Angeles), antes de la presentación, y en una ocasión pasó algo muy simpático, era el Charro Avitia, quién ensayaba, era uno de mis favoritos, pues me llamaba la atención que durante su presentación hacía varios disparos, con balas de salva, la primera vez me asusté y mi Mamá me dijo: "no te preocupes son balas de salva", así que durante su ensayo yo lo observaba detenidamente, cuando terminó su primer canción sacó un paquete de "Chiclets Adams" con envoltura de celofán, se comió la mitad y se acercó hacia mí y me dijo con su voz fuerte y ronca: ¡gusta!, a mí me dió tanta pena que sólo le dije: no, gracias: ya no recuerdo si se los acepté o no, pero cuando se lo conté a mi Mamá yo estaba muy emocionada, (bueno, no todos los días un artista nos invita unos chicles).

     A mi memoria vienen recuerdos del inmenso y pesado humo de cigarro que había dentro, el subir y bajar de meseras por la gradería de madera, y cómo se sentía que todo se movía, el ir y venir de los Corredores, las caras de los asistentes totalmente opuestas, o muy contentos por haber ganado, o muy serios por haber perdido, afortunadamente para nosotros, mis hermanos y yo, el haber vivido por años en ése ambiente no afectó a ninguno para que se hiciera apostador adicto o borrachos, pues para nosotros simplemente era un entretenimiento sano.

     Vicente Fernández era el artista #1 del Palenque, el consentido, en una ocasión hubo un altercado debido a que un espectador, ya pasado de copas, lanzó su zapato y le dió a Vicente golpeándolo, él no le dió tanta importancia, pero al que fué socio  de mi Papá por algunos años, el Sr, Patiño no le pareció, y mandó a los de seguridad para que sacaran al susodicho, pero a Vicente no le pareció el trato que se le dió al hombre, y por algunos años no volvió al Palenque de León. Y finalmente en éste mes de enero del  2015, Vicente Fernández se despidió definitivamente de los Palenques  y un gran honor para los Leoneses fué contar con su última actuación en nuestra ciudad, en una de sus entrevistas en la feria le preguntaron ¿de dónde salió la frase de "mientras ustedes aplaudan, yo seguiré cantando"?, y el mismo Vicente nos sacó de la duda, y así lo relató: cuando trabajé con un empresario que se llamaba Patiño, terminé de cantar como 3 canciones, el público me pedía otra más, y Patiño me hizo la señal con la mano de que ya me fuera, ¡como si fuera un "toro malo"!, a mí no me pareció, pues yo no me debo a "Los Empresarios", sino a mi público, así que les dije:"¡si ustedes siguen aplaudiendo..., yo sigo cantando!..., y así fué como nació esa frase. y la cumplió al pie de la letra durante toda su extraordinaria carrera.

     Cuando se presentó Lucía Méndez, ya el Palenque no era de mi Papá, sino del socio que tuvo, y le pedí a mi Papá si me llevaba para que la viéramos y me dijo que sí, estuvimos en primera fila, comenzó La Variedad, ella iba peinada "de colitas", un vestido mini y zapatos de tacón, todo iba muy bien, yo estaba sorprendida de ver que su cutis era perfecto y realmente era muy bonita en persona, pero definitivamente..., ése no era su día, ella cantaba animada y tranquila a la vez, cuando de pronto, se empezaron a oír 2 canciones al mismo tiempo..., desafortunadamente para ella que había tomado la mala decisión de hacer "play back", sus encargados de sonido empalmaron 2 canciones al mismo tiempo, y ella muy avergonzada sólo bajó la cabeza, pues el público, "su público", se había dado cuenta del engaño, arreglaron el desperfecto, pero como si éso no fuera poco, al caminar se le salió un zapato, lo alcanzó y se lo puso, y yo pensé, "qué pena que le haya pasado todo ésto", pero como dice el dicho: " son gajes del oficio", lo triste es que nunca volvió al Palenque de la tierra que la vió nacer.

     No quiero dejar de mencionar a alguien muy especial para todos en la casa, el famoso encargado de la puerta del Palenque, nuestro querido " Bailarín", mi Papá así lo llamaba y todos le teníamos un especial cariño. Su nombre era Jesús Mena.

     Hace años tuve que hacer un pastel de una "pelea de gallos" que me pidió una clienta en la Pastelería, no tenía idea de cómo lo haría, así que para inspirarme comenzé a cantar la canción de Vicente Fernandéz de "la muerte de un gallero", así imaginaba la pelea de gallos a los que ya no he ido por muchos años, al cantarla recordé cómo se encrespaban sus plumas al estar muy enojados, mis hijos no entendían lo que pasaba, seguramente pensaban: "¡mi Mamá enloqueció"!, pero el resultado creo que fué bueno.

     Ya para terminar con el relato, recuerdo a mi Papá como un gran emprendedor, que lograba todo lo que se proponía, y también los que lo hayan conocido bien recordarán su clásica frase de: "¡es la pura Variedad!".

Autografo de Lola Beltrán.

 

4 comentarios:

  1. Increíble, solo me queda decir, gracias por compartirnos esto, y de verdad son tantas historias, y no solo un protagonista, cuando mi mamá me cuenta sus anécdotas, me pareces emocionantes, llenas de vida y emoción. Gracias y ojala alguien mas tenga una que otra historia que contar. ha y bellas lecciones de vida.

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  2. Muchas gracias Izi, por tu comentario y de verdad tu Mamá tiene anécdotas muy divertidas de ésa época, cuando me las platicó fué realmente muy emocionante. Ella se debe sentir realmente muy orgullosa de todo lo vivido en esos tiempos tan bonitos y divertidos.

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  3. Que tiempos aquellos...hora solo sus tontos derbis ..variedades muy pocas y muy caras ..que regresen los compromisos y los guantes para los galleros de verdad los apostadores esos no son galleros de verdad.... hola

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  4. Que bonito relato a mi también me tocó la época en que el Sr. Patiño y sus sobrinos manejaban el palenque de León.

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